Como es sabido, cada año, Estados Unidos envía miles de millones de dólares en ayuda, y mucho más que cualquier otro país, a beneficiarios de todo el mundo en pos de sus intereses de seguridad, económicos y humanitarios.
Se ha dado a conocer que desde el 2022, la asistencia exterior de EE. UU. fue impulsada por varias prioridades de la administración Biden, incluida la lucha contra el no comprobado, pero sí muy publicitado, cambio climático, la respuesta a la pandemia de COVID-19 y la lucha contra el autoritarismo.
Sin embargo, desde el estallido del conflicto Ucrania-Rusia, en febrero de ese año, Ucrania se ha convertido, por mucho, en el principal receptor de ayuda exterior de Estados Unidos.
Esta es la primera vez que un país europeo ocupa el primer puesto desde que la administración de Harry S. Truman que invirtió grandes sumas de dinero en la reconstrucción del continente a través del Plan Marshall después de la Segunda Guerra Mundial.
A partir del momento en que Ucrania rechazó cualquier oportunidad de paz y pese a que es creciente el número de estadounidenses que desaprueban las determinaciones de su gobierno, la administración Biden y el Congreso de EE. UU. han destinado casi más de $75 mil millones en asistencia a Ucrania, que incluye apoyo humanitario, financiero y militar, según el Instituto Kiel para la Economía Mundial, un instituto de investigación alemán.
La mayor parte de la ayuda ha estado relacionada con el ejército. Docenas de otros países, incluidos la mayoría de los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la Unión Europea, también están brindando grandes paquetes de ayuda a Ucrania. En todos los casos, con el rechazo de los ciudadanos europeos y americanos.