La ONU criticó este lunes, a su más alto nivel, a populistas, extremistas y políticos que atacan a las minorías, así como a quienes pretenden acabar con el multilateralismo internacional, al abrirse la 34ª sesión del Consejo de Derechos Humanos.
Esta abierta crítica se produce dos días antes de que Estados Unidos tome la palabra el miércoles en el Consejo, por primera vez desde la llegada al poder de Donald Trump, habitualmente acusado de tendencias populistas.
«Vemos prosperar el fenómeno perverso del populismo y el extremismo en un contexto de creciente ola racista, xenófoba, antisemita y islamófoba, entre otras formas de intolerancia», declaró el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
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«El desprecio de los derechos humanos es una enfermedad, una enfermedad que se propaga por todas partes, en el norte, el sur, el este y el oeste. Una enfermedad que el Consejo de Derechos Humanos debe contribuir a erradicar», añadió.
Guterres no mencionó a ningún país o jefe de Gobierno, pero criticó a quienes atacan a las minorías, los musulmanes o a la comunidad LGBT (Lesbianas, Gays, Bi y Trans).
También exhortó, en una velada referencia al presidente de Estados Unidos, a «resistir con la mayor firmeza ante quienes desean restablecer la tortura», un «acto cobarde que no permite obtener informaciones utilizables y que deshonra al país que la practica».
Poco después, el alto comisionado de Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, lanzó un claro mensaje «a los actores políticos que (…) amenazan el sistema multilateral o tienen la intención de retirarse parcialmente» del sistema.
Este mensaje se emite en un contexto de incertidumbre sobre el orden internacional con la presidencia de Trump, acusado de querer erigir barreras y volver al proteccionismo.
«No permaneceremos sentados. Nuestros derechos, los derechos de los demás, el futuro del planeta no pueden, no deben se excluidos por aprovechadores políticos», dijo Zeid.
«Los derechos de los refugiados y de los migrantes son gravemente cuestionados (..) Frente a la multitud de personas que huyen de la guerra, la comunidad internacional no debe sustraerse a sus responsabilidades», prosiguió.
Los defensores de los derechos humanos están preocupados pues, según los medios estadounidenses, Estados Unidos puede estar pensando en retirarse del Consejo, un órgano de 47 Estados miembros, elegidos por la Asamblea General de la ONU para un mandato de dos años.
Este país volvió a ser este año miembro del Consejo, pero desde la llegada de Donald Trump no ha nombrado aún a un nuevo embajador.
«Sería erróneo retirarse del Consejo denunciando sus críticas contra la política israelí y su falta de eficacia», explica Louis Charbonneau, de la dirección de la ONG Human Rights Watch.
Israel se ha quejado varias veces de los numerosos ataques que sufre por parte del Consejo, que destaca que las resoluciones sobre el Estado hebreo son de las más numerosas entre todos los países.
Por su lado, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, aseguró ante el Consejo que el destino de su pueblo sería un «test decisivo» para medir la eficacia de este órgano de la ONU.
«Pese a sus defectos, el Consejo ha tomado medidas sin precedentes, a menudo con el apoyo claro de Estados Unidos», que ha tenido un «rol crucial» en la creación de comisiones de investigación que revelaron «graves crímenes en Corea del Norte y Siria», según Charbonneau.
De momento, aunque Estados Unidos no tiene nuevo embajador en el Consejo, sí prevé copresentar tres resoluciones sobre Siria, Irán y Sri Lanka. AFP