Los mandatarios de Alemania, Francia, Italia y España plasmaron este lunes, en Versalles, su apuesta por una Europa con diferentes grados de integración en un contexto de debate sobre el futuro de un bloque debilitado tras el Brexit.
«La unidad no es la uniformidad», subrayó el francés François Hollande, anfitrión de esta cumbre celebrada en el famoso Palacio de Versalles, una antigua residencia real entre cuyas paredes se firmó en 1919 el fin de la Primera Guerra Mundial.
En este 6 de marzo de 2017, Versalles fue el escenario escogido por los dirigentes de las cuatro principales economías de la zona euro para expresar su deseo por avanzar más rápido en la integración europea, incluso si sólo lo lleva a cabo un determinado número de países del bloque.
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Los europeos deben «tener el coraje de aceptar que algunos países avanzan más rápidamente que los otros», sin que esto signifique cerrar la puerta a aquellos que «se retrasaron», urgió la canciller alemana, Angela Merkel.
El viejo debate de una Europa con distintos grados de integración entre países empezó a ganar fuerza tras la decisión de Reino Unido, uno de los países más reticentes a una mayor integración política, de abandonar la UE, una decisión que Londres quiere notificar a sus socios antes de fines de marzo.
La opción de una Europa a varias velocidades forma parte de los cinco escenarios planteados en el «Libro Blanco sobre el Futuro de Europa», una contribución del presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, de cara a la cumbre de Roma del 25 de marzo.
En la capital italiana, con motivo del 60º aniversario del proyecto europeo, los mandatarios debatirán sobre su futuro sin Reino Unido y cómo dar un impulso a un bloque debilitado desde el crash financiero de 2008, así como por la crisis migratoria y los atentados yihadistas de los últimos años.
– La UE, ‘una historia de éxito’ –
«En Roma deberíamos decir tres cosas a los europeos»: «La UE es una historia de éxito», la prioridad debe ser atender con «más eficacia los problemas de los ciudadanos» y el futuro pasa por «una más y mejor integración» de los países, resumió el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy.
Aunque España se muestra partidaria de la mayor integración posible al unísono, ante la inquietud que este escenario crea en algunos países preocupados por su soberanía nacional, apoya una «cooperación reforzada» entre países, pero «abierta e inclusiva», en palabras de su canciller Alfonso Dastis.
Los dirigentes europeos ya plasmaron en septiembre en la hoja de ruta de Bratislava que el nuevo impulso de la UE debía pasar por reforzar la seguridad interior y la defensa exterior del bloque, entre otras medidas, aunque es esta última la favorita de Hollande para «reactivar» el proyecto común.
En este sentido, la UE aprobó este lunes en Bruselas la creación de un cuartel general en Bruselas para las operaciones militares no ejecutivas, aunque la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, ya había precisado antes de su aprobación que no se trataba de un paso hacia «un ejército europeo».
La defensa podría convertirse en un nuevo ejemplo de esta Europa a varias velocidades, ya presente en el bloque con la zona euro o el espacio de libre circulación Schengen.
Aunque Alemania, Francia, Italia y España son partidarios de avanzar en materia de defensa común, otros países de la UE se muestran más reacios como Austria. «No formaremos parte de un ejército europeo (…), incompatible con nuestra neutralidad», aseguró el ministro de Exteriores austriaco, Peter Doskozil.
La pelota está ahora en el campo de los mandatarios europeos. Hollande ya alertó de la «disolución» de la UE «sin un nuevo proyecto europeo», máxime en un contexto de terremotos como el Brexit, las incendiarias declaraciones del presidente estadounidense Donald Trump y la creciente amenaza de Rusia.
«Europa puede reactivarse a través de la defensa» afirmó Hollande en una entrevista a seis diarios europeos previa a esta cumbre que congregó a la canciller alemana, Angela Merkel, así como a los jefes de Gobierno italiano y español, Paolo Gentiloni y Mariano Rajoy.
Para Hollande, es necesario el proyecto por la situación geopolítica creada con la elección de Donald Trump, que multiplica las declaraciones de desconfianza ante la UE y la OTAN, y las ambiciones de Rusia, que quiere «afirmarse como potencia».
Sobre el proyecto europeo pesan numerosas incertidumbres, con las elecciones este año en Francia -país sumido en una grave crisis política-, en Holanda y en Alemania.
Concretamente se trata de construir una «cooperación estructurada» que agrupe a los miembros de la UE «que quieran ir más lejos» en Defensa.
Gran Bretaña, segunda potencia militar europea por detrás de Francia, estaría «asociada» pese al Brexit, ya que mantiene con París «fuertes relaciones en materia de defensa, incluso en el ámbito estratégico de la disuasión nuclear».
Para el presidente francés, el «desconocimiento de lo que es la UE» por parte de Trump «obliga» a Europa a «demostrarle su cohesión política, su peso económico y su autonomía estratégica».
Le defensa sería así el nuevo motor de una Europa de varias velocidades, que debe reformular su proyecto político en la cumbre del 25 de marzo en la capital italiana, para celebrar los 60 años del tratado de Roma.
Este es el escenario buscado por París y Berlín entre los cinco esbozados por el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, que va del simple mercado único a una integración reforzada.
En torno a un «pacto común, un mercado interior con una moneda única, para algunos» detalló François Hollande, los «Estados que lo quisieran puede ir más lejos», no solamente en materia de Defensa sino también en armonización fiscal o social.
«Habrá una UE a diferentes velocidades, no todos van a participar cada vez en todas las etapas de integración» había abundado la canciller Merkel el 3 de febrero en Malta.
En todo caso, franceses y alemanes consideran urgente reactivar una Europa en problemas tras una serie de terremotos, de la crisis del euro a la de refugiados, pasando por el Brexit o las incendiarias declaraciones de Donald Trump.
«Sin un nuevo espíritu europeo, la UE se hundirá en la disolución y luego en la dislocación» dijo François Hollande en su entrevista a la prensa europea.
En una reciente entrevista a AFP, Mariano Rajoy se declaró por su lado «partidario de una unión fiscal y de un mercado único energético y digital».
Sin embargo, para no ofender a nadie, los dirigentes de los cuatro países más poblados de Europa evitarán cualquier anuncio concreto este lunes en Versalles. El jueves se reunirán con sus homólogos europeos para una nueva cumbre en Bruselas. AFP