El joven candidato centrista francés Emmanuel Macron, una ‘rara avis’ de la campaña presidencial, sigue ganando terreno frente a la líder de extrema derecha Marine Le Pen, que espera convencer a los «millones de franceses» indecisos antes de la primera vuelta, el 23 de abril.
«Creo que vivimos un tiempo de recomposición profunda y radical», comentó a la radio France Culture eeste jueves Macron, exministro del presidente socialista François Hollande, de 39 años y candidato por primera vez a unas elecciones.
En una campaña llena de giros imprevistos y monopolizada estas últimas semanas por los sobresaltos judiciales del conservador François Fillon, todos los candidatos buscan encarnar la figura del «escudo» ante la extrema derecha, en un contexto de crecientes sentimientos nacionalistas en Europa.
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Una encuesta publicada este jueves certifica en ese sentido cómo se ha disparado la opinión sobre Emmanuel Macron, pero sin dejar de señalar la indecisión entre los electores.
Según un sondeo de Harris Interactive, el fundador del movimiento «¡En Marcha!», que busca representar el cambio y no se considera «ni de derecha ni de izquierda», obtiene un 26% de intención de voto en la primera vuelta, por delante de la dirigente del Frente Nacional (FN), con un 25%.
Marine Le Pen, de 48 años, juzga por su parte que los sondeos muestran una dinámica «extremadamente sólida» a su favor. «Aún hace falta convencer, todavía hay millones de franceses que no tienen claro su elección», dijo el miércoles.
La hija del cofundador del FN, Jean-Marie Le Pen, antieuropeísta y antiinmigrantes, hace campaña sobre la oposición entre los «patriotas» y los «mundialistas» y «europeistas», denunciando a la vez la «estrategia del miedo» de sus oponentes.
En un principio favorito, François Fillon, que tiene dificultades para agrupar a la derecha y al centro, preocupados por los efectos del escándalo sobre los supuestos empleos ficticios atribuidos a su familia, llega en tercera posición. Su citación ante los jueces, el próximo miércoles, corre el riesgo de terminar en una imputación.
En busca de un respiro, Fillon, de 63 años, dio a conocer este jueves a su nuevo equipo de campaña para paliar las numerosas deserciones de sus principales líderes, que se oponen al mantenimiento de su candidatura.
El socialista Benoit Hamon, que no consigue hacer despegar su campaña y asiste a una deserción de altos responsables de su campo en beneficio de Macron, y el líder de la izquierda radical, Jean-Luc Melenchon, no lograron sellar una alianza y llegan muy por detrás.
Tras la adhesión de exalcalde de París Bertrand Delanoë, popular figura de centro izquierda, el equipo de Macron espera conquistar otros apoyos, como el del ex primer ministro Dominique de Villepin o incluso el del ministro de Defensa, Jean-Yves Le Drian.
Macron llega este jueves a Burdeos, feudo del conservador Alain Juppé, con la esperanza de sumar simpatizantes de la derecha moderada representada por el exprimer ministro, muy crítico con François Fillon.
En una entrevista con el diario Le Parisien, el jefe del partido socialista, Jean-Christophe Cambadélis, pidió de nuevo a los socialistas «tentados» por Macron «mantener la sangre fría».
El discurso interpartidario de Macron, liberal -en el sentido anglosajón del término- en el plano económico, pero también en cuestiones sociales, gusta sobre todo a los jóvenes de las urbes y a la comunidad empresarial. Multiplicando los discursos sobre «la modernidad», el exbanquero promete resolver los problemas de Francia, en especial el desempleo, haciendo «emerger a los talentos».
En términos generales, los franceses quieren con urgencia una nueva cara en un tablero político que tiene dificultades para renovarse. Emmanuel Macron construyó sus armas políticas al convertirse en consejero del presidente Hollande y después en su ministro de Economía. AFP