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Catar rechaza cualquier intervención en su política exterior, declaró este jueves a la AFP su ministro de Relaciones Exteriores, Mohamed Bin Abderrahman al Thani, cuyo país se encuentra en plena crisis con Arabia Saudí y sus aliados del Golfo, que lo acusan de «terrorismo».
«Nadie tiene el derecho de intervenir en nuestra política exterior», declaró en una entrevista en Doha.
Al mismo tiempo, el ministro excluyó que la situación actual degenere. «Una solución militar no es una opción», añadió.
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En esta entrevista, el titular de la diplomacia catarí también afirmó que Catar puede aguantar «eternamente», a pesar del bloqueo impuesto por Riad y sus aliados, y añadió que su país «respeta» sus compromisos internacionales y no suspenderá sus entregas de gas a Emiratos Árabes Unidos, uno de los tres países del Golfo que rompió las relaciones con Doha.
Estos países impusieron restricciones aéreas y cerraron sus fronteras terrestres y marítimas con el pequeño emirato.
Los saudíes y sus aliados consideran que tiene que ser Catar el que «cambie de política» y siga la misma línea que sus vecinos respecto a los movimientos islamistas radicales y a sus relaciones con Irán, el gran rival chiita del reino saudí, mayoritariamente sunita.
Por su parte, Emiratos Árabes Unidos, el país más crítico con Catar, mantiene una presión extrema, calificando a las autoridades de Doha de «campeonas del extremismo y del terrorismo en la región».
El ministro de Exteriores emiratí, Anwar Gargash, puso varias condiciones para atajar la crisis, como que Catar ponga fin a los programas «extremistas» de su cadena de televisión Al Jazeera y tome medidas contra los miembros de los Hermanos Musulmanes refugiados en Doha.
Según un alto responsable de la región consultado por la AFP, la crisis se explica ante todo por la «influencia» que el antiguo emir catarí Hamad Bin Jalifa al Thani, de 65 años, ejerce sobre su hijo, el jeque Tamim, de 37, que llegó al poder en 2013, tras la abdicación de su padre.
El jeque Hamad logró poner a Catar en el mapa local e internacional impulsando su papel de mediador en varias crisis y poniéndose en primera línea de las revueltas árabes de 2011.
– «Resolver diferencias» –
Estados Unidos, Francia y Kuwait han intensificado los esfuerzos diplomáticos en las últimas horas para contener esta crisis sin precedentes.
El presidente estadounidense, Donald Trump, que en un primer momento apoyó la decisión de aislar a Catar, ofrece ahora su ayuda para salir de la crisis.
En una entrevista telefónica con el jeque Tamim, Trump «propuso ayudar a las partes a resolver sus diferencias, incluso con una reunión en la Casa Blanca si fuera necesario».
Por su parte, el presidente francés, Emmanuel Macron, se entrevistó con el emir de Catar; con el presidente iraní, Hasan Rohani; y con el rey Salman de Arabia Saudí, e invitó a todas las partes a seguir dialogando.
El Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), creado en 1981, reúne a las monarquías petroleras sunitas, que controlan un tercio de las reservas mundiales de crudo.
El CCG incluye a Arabia Saudí, Baréin, Catar y Emiratos Árabes Unidos, así como a Kuwait y Omán, dos países que decidieron no romper relaciones con Catar.
El miércoles, el emir de Kuwait, el jeque Sabah al Ahmad al Sabah, viajó a Catar tras haberse entrevistado con el rey saudí en un intento de mediación.
Sin embargo, según el ministro emiratí Anwar Gargash, todavía no existen las condiciones necesarias para una mediación.
«Las condiciones tienen que empezar con una declaración, con la voluntad de Catar», dijo a la AFP.
Catar rechaza todas las acusaciones y asegura que la crisis es la consecuencia de las falsas declaraciones de su emir sobre Irán y los Hermanos Musulmanes, publicadas por una agencia de noticias que, según las autoridades, fue pirateada.
Este jueves, después de que lo hiciera Emiratos Árabes Unidos, Baréin prohibió a los medios y a los usuarios de las redes sociales expresar su «simpatía por Catar», lo que podría ser castigado con penas de cárcel. AFP