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El futuro del grupo de investigadores liderado por la ONU sobre armas químicas en Siria, cuyo mandato acabó, es objeto este jueves de una doble votación en el Consejo de Seguridad, con el trasfondo de divisiones entre Rusia y Estados Unidos.
Estados Unidos y Rusia presentaron sendos proyectos de resolución al Consejo para extender el mandato del Mecanismo Conjunto de Investigación (JIM, por sus siglas en inglés), encargado de identificar a los responsables de los ataques con armas químicas en Siria. Solo coinciden en renovarlo por un año.
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El texto ruso pide revisar la misión del JIM -conformado por expertos de Naciones Unidas y la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ)- y congelar su último informe, que involucra al régimen de Bashar al Asad en un ataque a civiles con gas sarín en abril.
Washington se opone a esa propuesta y pide en cambio sanciones para los responsables de emplear armas químicas en Siria, prohibidas en ese país desde 2013. Tiene el apoyo de los cinco miembros europeos del Consejo, que cuenta con un total de 15 integrantes.
Estados Unidos quiere hacer del JIM «un instrumento sumiso de manipulación de la opinión pública», denunció este jueves el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Lavrov.
«La resolución estadounidense no tiene ninguna posibilidad de ser adoptada», afirmó en una rueda de prensa en Moscú, en una clara indicación de que Rusia planea vetarla.
Para ser adoptada, una resolución debe recibir al menos nueve votos y no ser objeto de veto por alguno de los cinco miembros permanentes: Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido.
La renovación del mandato de JIM, que vence en la noche de este jueves, es desde hace semanas centro de una controversia entre Washington y Moscú, después de que los expertos concluyeran en octubre que un bombardero del gobierno sirio estuvo involucrado en un ataque con gas sarín el 4 de abril en Jan Sheijun que dejó más de 80 muertos.
Rusia considera, al igual que su aliado Damasco, que el gas sarín hallado procedía de la explosión de un obús en el suelo.
– Disparo en el pie –
Más allá de las votaciones, esperadas a partir de las 20H00 GMT, varios diplomáticos afirman que el régimen de no proliferación establecido por Naciones Unidas para prohibir el uso de armas químicas está en juego.
«El JIM no es una herramienta de Occidente. Es nuestro bien común y nuestro mejor medio para combatir el uso de armas químicas en Siria», dijo el embajador francés ante la ONU, François Delattre.
«Mi llamamiento es decir a nuestros colegas: por favor, piénsenlo dos veces antes de eliminarlo», insistió, advirtiendo de que ello sería «un retroceso estratégico mayor para los fundamentos de nuestra seguridad».
Su par ruso, Vassily Nebenzia, dijo esta semana que acabar con el mecanismo «puede enviar una mala señal, pero la manera cómo se hizo la investigación» sobre el ataque de Jan Sheijun «envía una señal aún peor».
En su proyecto, Rusia insistió en dejar de lado las conclusiones sobre Jan Sheijun para permitir otra «investigación de alta calidad y a escala completa» a cargo del JIM, que dirige el guatemalteco Edmond Mulet.
La misión de Estados Unidos expresó su esperanza de que los países miembros del Consejo se unan para extender la labor de este «importante grupo», advirtiendo de que hacer lo contrario «daría un consentimiento a este tipo de atrocidades».
El fin del JIM sería una «victoria» para quienes «quieren usar armas químicas en Siria, que son el régimen de Asad y Daesh (Estado Islámico)», lanzó el embajador británico, Matthew Rycroft, quuien indicó que los miembros del Consejo de Seguridad se «estarían disparando en el pie» si dejan que eso ocurra.
Además del futuro del grupo de expertos, el Consejo se enfrenta a la decisión de sancionar a los responsables del ataque en Jan Sheijun, cuya identidad también es objeto de disputas entre los miembros.
Desde su creación en 2015 por una iniciativa ruso-estadounidense, el JIM, que agrupa a una treintena de expertos, ha concluido que las fuerzas sirias, además del incidente en Jan Sheijun, son responsables de ataques con cloro en tres aldeas en 2014 y 2015 y que el grupo yihadista Estado Islámico uso gas mostaza en 2015. AFP