
Son médicos, abogados o empresarios, pero todos comparten la angustia del estado de la cuenta bancaria a fin de mes. Es la clase media de Jordania, ahogada y agotada, que ha estado en el origen de las manifestaciones contra la carestía de la vida en ese país.
Durante una semana, por miles se lanzaron a las calles al caer la noche, para exigir la retirada de un proyecto de ley relativo al impuesto sobre la renta.
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«En otros países, movimientos de protesta como éste pueden parecer banales, pero en Jordania oponerse públicamente al poder es un acto de valentía», afirma la joven Rahmé Jaafar, que participó en todas las manifestaciones.
Con un diploma de comercio, esta joven de 24 años trabaja en una ONG pero está obligada a hacer además pequeños trabajos para poder sobrevivir.
Espera mudarse pronto a un modesto apartamento de un barrio popular del norte de Amán, aún totalmente vacío, después de casarse.
Pero no habrá gran fiesta de boda, como es usual en Jordania. «¡No queremos empezar nuestra vida de pareja endeudados!», explica.
Su novio, Mohamed Hasan, de 23 años, es ‘chef’ de cocina. El sueldo que gana, tras 12 horas diarias en un restaurante, no le basta para llegar a fin de mes. «Durante los fines de semana, doy clases de buceo o de escalada», confía.
– Escaso trabajo –
Majd Jabali tuvo muchos sueños y ambiciones antes de que la empresa de su padre quebrara en 2012.
El joven, hoy de 29 años, debió dejar sus estudios de turismo a un semestre de la obtención de su diploma y ponerse a trabajar de inmediato para ayudar a la familia.
«He hecho todo tipo de pequeños trabajos y, desde hace un tiempo, soy chofer para turistas extranjeros. Pero en baja temporada, apenas hay trabajo», explica.
Se considera sin embargo afortunado en trabajar en un país donde el desempleo afecta a mas del 18% de la población, y en el que el 70% de la población tiene menos de 30 años.
Con el vehículo que alquila, trabaja 14 horas diarios.
«Si se descuenta el precio del alquiler, cada noche me quedo con unos 15 dinares» (18 euros, USD 21), explica.
Es una pequeña suma para quien viven en la capital más cara del mundo árabe, según un estudio del semanario The Economist.
Mohamed Jalil Tahbub, de unos 60 años, también está abatido. La sociedad inmobiliaria que creó en 1992 ya no es ni la sombra de lo que era.
«El sector inmobiliario ha sufrido en estos últimos años una recesión vertiginosa. Desde 2014, ya no vendo casi nada», dice a la AFP, mientras hace visitar uno de sus apartamentos en venta.
– Dimisión –
El Banco Mundial (BM) dice que hay «una débil perspectiva de crecimiento» este año para Jordania.
En este contexto, bajo la presión de la calle, el primer ministro debió dimitir y su sucesor anunció que se retiraba el controvertido proyecto de ley fiscal. Pero ahora los jordanos esperan a ver cómo actúa el nuevo gobierno.
Maysun al Jureissat, arquitecta de una treintena de años, también participó en las manifestaciones y huelgas.
«No es normal que los impuestos sean tan elevados, sin ninguna o casi ninguna contrapartida» para la educación o la salud, alega esta mujer, madre de dos niños.
Fundó su ‘start-up’ hace un año, pero a la empresa le cuesta despegar, debido a las cotizaciones «excesivas».
«Al fundar una familia con mi marido, teníamos todo tipo de sueños, pero hoy nos vemos obligados a postergarlos», dice. AFP