
El secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo llegó el miércoles por la noche a El Cairo, después de una escala en Irak para tranquilizar a los responsables locales sobre el apoyo de Washington y sobre el destino de las milicias kurdas tras la retirada estadounidense de Siria.
Pompeo había aterrizado más temprano en Bagdad en una sorpresiva escala, antes de desplazarse a Erbil, capital del Kurdistán iraquí.
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Desde que el presidente Donald Trump anunciara, para sorpresa de todos, la retirada de unos 2.000 soldados estadounidenses de Siria, han aumentado las dudas sobre el futuro de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), principales milicias kurdas sirias y punta de lanza en la lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Ankara, que considera a las YPG como una organización «terrorista», amenaza con atacarlas.
«Es importante hacer todo lo posible para asegurarnos que las personas que lucharon junto a nosotros estén seguras», señaló Pompeo, quien confirmó la decisión de retirarse de Siria.
Hablando desde Erbil, aseguró que el presidente turco (Recep Tayyip) «Erdogan ha asumido compromisos, él comprende (…) que queremos estar seguros».
«Vamos a lograr un progreso real en los próximos días», añadió, puesto que Ankara negó categóricamente el martes haber prometido a Trump garantizar la seguridad de las YPG.
El 26 de diciembre, el presidente Trump provocó una ola de críticas en Irak al visitar a los soldados estadounidenses en ese país, pero sin pasar por Bagdad.
Pompeo fue recibido este miércoles por líderes kurdos en Erbil y por las autoridades federales en Bagdad.
– Apoyo estadounidense –
A todos les prometió «el apoyo de Estados Unidos (…) para garantizar la estabilidad y la seguridad».
También abogó por «continuar la cooperación» entre los ejércitos, «para asegurar que la derrota del grupo (yihadista) Estado Islámico (EI) sea algo duradero».
«El EI está derrotado militarmente, pero la misión no se ha terminado» totalmente, señaló el presidente iraquí, Barham Saleh, añadiendo que «necesita el apoyo de Estados Unidos».
Por su parte, el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, John Bolton, quien visitó Turquía el martes, afirmó que su país se aseguraría de que el EI haya sido realmente derrotado antes de salir de Siria.
Pompeo se ha negado a mencionar un calendario concreto, en tanto la administración estadounidense intenta tranquilizar a sus socios regionales y occidentales, ya sacudidos por la estrategia a veces ilegible del presidente de Estados Unidos en Oriente Medio.
– Entre Washington y Teherán –
Uno de los principales asuntos que preocupa es la presencia del EI en Siria, país que comparte con Irak cientos de kilómetros de frontera, desérticos y propicios para la instalación de células yihadistas clandestinas.
Aunque las autoridades iraquíes anunciaron en diciembre de 2017 que habían terminado tres años de guerra contra el EI, los yihadistas continúan realizando ataques. El martes, dos personas murieron en un ataque con coche bomba en el norte de Bagdad.
Después de Egipto, Pompeo viajará a Baréin, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Arabia Saudita, Omán y Kuwait, según el departamento de Estado.
En cada una de estas paradas, Pompeo tendrá que garantizar su apoyo a sus interlocutores luego del inesperado anuncio que hizo Trump a fines de diciembre al afirmar que «Estados Unidos no puede seguir siendo el policía del mundo».
Sin embargo en Irak, Trump aseguró que no tiene previsto retirar las tropas de este país, que podría servir de «base» para eventualmente «intervenir en Siria».
Esta presencia de tropas estadounidense suele levantar polémicos debates en Irak, país acorralado entre dos de sus más grandes aliados pero que son enemigos entre sí: Irán y Estados Unidos.
En momentos que el bloque pro Irán gana influencia militar y sobre todo política en Irak, la presencia estadounidense vuelve a ser el debate central.
Un día después de la visita de Trump a Irak, este bloque presionó nuevamente para que se establezca un calendario para la retirada de las fuerzas estadounidenses.
Irak ocupa un lugar central en Oriente Medio, una región en plena recomposición, donde según los expertos, Irán comienza a vislumbrar la formación de un corredor terrestre que le permitiría llegar al Mediterráneo a través de Irak, Siria y el Líbano.
En el corazón de este eje que podría servir para el tránsito de bienes y personas, Irak está en una buena posición para desempeñarse como mediador con Damasco. AFP