Los vínculos laborales entre ex funcionarios estadounidenses y un ex ministro mexicano detenido recientemente en Dallas por supuestamente haber recibido sobornos de cárteles de la droga, han generado dudas sobre lo que sabían las agencias de seguridad de Estados Unidos antes del arresto.
Un ex funcionario que dirigió la oficina del Buró Federal de Investigaciones (FBI) en México y un ex oficial de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) trabajaron hasta el año pasado con Genaro García Luna, uno de los principales arquitectos de la guerra contra las drogas en México, iniciada hace 13 años.
Raúl Roldán, quien fuera responsable del FBI en la embajada de Estados Unidos en México cuando García lideraba la seguridad del país, figura como miembro del consejo de la empresa GLAC Consulting, del exfuncionario detenido.
“(García) tenía una relación cercanísima con la parte de la inteligencia de Estados Unidos, la tuvo durante muchísimos años”, dijo el analista de seguridad mexicano Alejandro Hope.
“Y si hizo lo que dicen que hizo, entonces eso es una condena muy severa a los mecanismos de verificación de toda la parte de inteligencia de los Estados Unidos”, añadió.
El ex funcionario mexicano fue arrestado en Dallas la semana pasada, acusado de haber aceptado millones de dólares en sobornos para ayudar al Cártel de Sinaloa a operar con impunidad.
García fue responsable de la Agencia Federal de Investigación (AFI) de 2001 a 2005, durante el gobierno de Vicente Fox, y secretario de Seguridad Pública de 2006 al 2012, con el expresidente Felipe Calderón.
El prominente ex funcionario de 51 años se declaró inocente de los cargos esta semana. No obstante, un juez de Estados Unidos ordenó que siguiera en prisión y sin derecho al pago de una fianza.
Roldán se negó a hacer comentarios para este artículo.
José Rodríguez, ex director del Servicio Clandestino (NCS, por sus siglas en inglés) de la CIA, quien trabajó con Roldán en GLAC hasta al menos 2018, dijo que todos los miembros -a quienes describió como parte de una junta asesora- realizaron las debidas diligencia antes de unirse a la firma de García como asesores no remunerados.
“Aquellos que conocemos a García Luna estamos conmocionados por su reciente arresto”, dijo Rodríguez en un comunicado a Reuters. Agregó que incluso recientemente un ex jefe de operaciones de la DEA elogió su integridad.
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El ex funcionario mexicano fue uno de los principales impulsores de la cuestionada “guerra contra el narcotráfico” lanzada a fines de 2006 por el expresidente Felipe Calderón.
Analistas afirman que el plan de Calderón sólo generó más violencia y no logró contener el flujo de drogas hacia Estados Unidos. Además, alegan que su administración fue más indulgente con el Cártel de Sinaloa que con otros grupos, basándose en el número de arrestos. Calderón ha negado las acusaciones.
Cuando García dejó el cargo en 2012, la revista Proceso publicó un informe en el que señaló sus posibles vínculos con los cárteles de la droga. Tras separarse de sus funciones, García se trasladó a Estados Unidos y en 2018 solicitó su naturalización.
Durante el juicio al jefe del Cártel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán, un alto miembro del grupo delictivo declaró el año pasado que había pagado a García millones de dólares en sobornos. En otro juicio un testigo dijo lo mismo.
García, quien en el pasado fue premiado por el gobierno de Estados Unidos por su labor al frente de la seguridad de México, negó en aquel momento las acusaciones.
Rodríguez dijo que estaba “seguro de que estas agencias no lo habrían reconocido si creyeran que era corrupto”.
El analista Hope aseguró que, dadas las acusaciones, los servicios de seguridad de Estados Unidos debieron haber revisado cuidadosamente la solicitud de residencia de García Luna.
La DEA remitió preguntas sobre los vínculos entre exfuncionarios estadounidenses y García al Distrito Este de Nueva York, donde se lleva el caso.
El FBI, la CIA y el Departamento de Justicia no respondieron de inmediato a solicitudes de comentarios. Reuters