La región colombiana del Catatumbo es hoy un territorio vedado para sus propios habitantes, forzados a suspender toda actividad económica e impedidos de movilizarse por las carreteras debido a las amenazas de los grupos guerrilleros que se disputan la que parece ser la tierra del olvido.
El Catatumbo abarca 10.089 kilómetros cuadrados, en su mayoría selváticos, en el departamento de Norte de Santander, y es hogar de más de 250.000 personas que desde hace dos semanas están a merced de las guerrillas Ejército de Liberación Nacional (ELN) y Ejército Popular de Liberación (EPL) que libran una guerra a muerte hace casi tres años por corredores para el narcotráfico y cultivos de coca.
«La población civil en el Catatumbo está aterrada, y tienen sobrados motivos para ello. Mientras los grupos armados cometen todo tipo de abusos con la excusa de un ‘paro armado’, el Estado brilla por su ausencia y no es capaz de proporcionar garantías ni siquiera remotamente mínimas en materia de seguridad, protección y justicia», dijo a Efe el director para las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco.
RETRATO DEL DESESPERO
Un retrato de esa situación es el desconsuelo de un campesino del municipio de Convención que, al borde de las lágrimas, lamentaba esta semana del abandono y el olvido en que viven, luego de que guerrilleros del EPL incendiaran la vieja camioneta de un sobrino suyo en la que llevaba su producción de 250 cajas de panela para vender en Ocaña, principal ciudad de la zona.
Su único delito, como el de al menos otras diez personas que corrieron la misma suerte con sus vehículos, fue circular por la carretera, algo prohibido por el EPL, que declaró un «paro armado» indefinido para mostrar su fuerza, al igual que lo hizo el pasado fin de semana el ELN pero durante 72 horas.
«Los ‘paros armados’ del EPL y el ELN están afectando a la comunidad; los municipios de Hacarí, La Playa y Ábrego cumplen hoy 16 días de bloqueos», aseguró a Efe el defensor del Pueblo de Ocaña, Diógenes Quintero.
Con los «paros armados», los «elenos» y los «pelusos», como se les llama coloquialmente, solo permiten el paso de ambulancias, coches fúnebres y misiones humanitarias, lo que hace que en varios pueblos ya escaseen alimentos y otros artículos.
Quintero explicó que «aunque el Ejército haga esfuerzos para garantizar la seguridad en las vías, la gente no se mueve porque eso no es garantía de que no les va a pasar nada a los vehículos y a sus propietarios, o a los establecimientos de comercio y a sus dueños», como se vio en los últimos días.
«Es muy triste lo que estamos viviendo, pagando ‘casa por cárcel’ sin haber cometido ningún delito», dijo por teléfono a Efe un habitante de Hacarí, que como todos en la zona, no quiere que su nombre aparezca.
ESPERANDO RESPUESTAS
En un consejo de seguridad celebrado ayer en Cúcuta, la capital de Norte de Santander, el ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, anunció que en abril será enviado a la zona un refuerzo de 360 soldados y que el próximo 10 de marzo se hará una reunión similar en Ocaña, como si la situación no fuera lo suficientemente urgente.
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«El Carmen y Ocaña no están muy afectados, de resto todos los otros municipios (lo están)», dijo el defensor del Pueblo.
Hasta ahora, y a pesar de la gravedad de la crisis del Catatumbo, ningún miembro del alto Gobierno, con excepción del comandante del Ejército, general Eduardo Zapateiro, que estuvo en Ocaña, han visitado la zona para buscar soluciones, lo que confirma la percepción de la gente de que están condenados al olvido.
Por eso, Vivanco manifestó que «si el Gobierno no impulsa de manera urgente una respuesta integral para el Catatumbo, los graves abusos que Human Rights Watch ya ha documentado en la zona seguirán ocurriendo».
EL CLAMOR DE LA GENTE
Desesperados por la situación, habitantes de Teorama salieron este jueves a las calles, vestidos de blanco en su mayoría, para pedir que el ELN y el EPL los dejen al margen del conflicto porque no tienen nada que ver con sus disputas.
Con banderas blancas, una de Colombia y otra amarilla y verde de Teorama, unas decenas de personas, incluso niños, recorrieron el pueblo con pancartas en las que se podía leer «Teorama en paz» o «SOS Catatumbo».
«Ellos (la guerrilla) deben sentir el clamor de las comunidades, ya que de alguna manera la afectación que están sufriendo los tiene al borde del desespero», agregó el defensor del Pueblo de Ocaña.
Justo después de esta manifestación, el EPL anunció en un comunicado que a las cero horas de este viernes 21 «se levantará el ‘paro armado'» en toda la región del Catatumbo como muestra de su «voluntad de diálogo» con el ELN, algo que los habitantes de la zona, espera que se cumpla.
Según analistas del conflicto armado, en su lucha por ocupar las áreas de las que salieron las FARC tras la firma del acuerdo de paz en noviembre de 2016, el ELN ha arrinconado al EPL, pero este último, reducto de una guerrilla más numerosa que se desmovilizó 1991, no está dispuesto a ceder los territorios donde aún se lucra con el narcotráfico.
Ante ese complejo panorama las perspectivas de una solución a corto o medio plazo son escasas, y mientras tanto «la población catatumbera se ve constantemente asediada, obligada, en unos casos a desplazarse por los continuos enfrentamientos y en otros al confinamiento y la restricción a la movilidad», denunció hoy la Comisión por la Vida, la Reconciliación y la Paz del Catatumbo. EFE