El gobierno chino puso en cuarentena la ciudad de Wuhan debido a la epidemia COVID-19, pero afirma que el nuevo coronavirus no procede necesariamente de China, y no duda en inspirarse en teorías complotistas.
Tras haber registrado más de 80.000 contaminaciones y 3.000 muertes en su territorio desde diciembre, China registra desde hace varias semanas un fuerte retroceso de la epidemia, que sí se ha extendido en cambio a más de un centenar de países, donde ha dejado 1.700 fallecimientos.
El régimen comunista, inicialmente acusado de tardar en reaccionar ante la epidemia, contraataca ahora dando a entender –sin prueba científica– que el coronavirus podría ser de origen extranjero.
«Es posible que haya sido el ejército estadounidense el que trajo la epidemia a Wuhan», aseguró en Twitter el jueves por la noche un portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores chino, Zhao Lijian.
«¡Estados Unidos debe ser transparente! ¡Y debe publicar sus datos! Estados Unidos nos debe una explicación», agregó.
Zhao no se basa en ningún estudio científico. El viernes se limitó a tuitear enlaces a dos artículos del sitio web Global Research, conocido por difundir tesis complotistas.
– Fuente china –
Sin embargo, Pekín había designado claramente a principios de año un mercado de Wuhan como cuna de la epidemia, cuando el virus habría sido transmitido de una especie animal a otra, antes de contaminar al hombre.
«Sabemos ahora que animales vivos vendidos en un mercado de pescado son la fuente del virus», declaró a fines de enero el jefe del Centro de control y prevención de enfermedades, Gao Fu, tras la puesta en cuarentena de Wuhan.
El virus responsable de la enfermedad COVID-19 «era desconocido antes del brote epidémico que empezó en Wuhan en diciembre de 2019», recuerda la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los análisis genéticos de muestras del nuevo coronavirus extraídas en varios países revelan una fuente común en China, explica a la AFP Christel Donnelly, profesora de epidemiología del Imperial College de Londres.
«No se trata de acusar a un país en particular», subraya.
Pero para la investigadora Yun Jiang, de la universidad nacional de Australia, «al sembrar dudas en la mente de la gente sobre el origen del virus», China «intenta eludir su responsabilidad en la epidemia».
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Las autoridades chinas han sido acusadas de haber disimulado la epidemia en sus comienzos. La policía de Wuhan reprendió en efecto a médicos que alertaron desde diciembre.
La muerte de uno de estos médicos generó en febrero un inédito movimiento de rabia en las redes sociales contra el régimen del presidente Xi Jinping.
Semanas más tarde, Zhong Nanshan, uno de los mayores especialistas de enfermedades respiratorias en el país, emitió una suposición: «la epidemia hizo su aparición en China, pero no necesariamente tiene su origen en China».
Esta hipótesis ha sido retomada por Pekín, que acusó incluso a Washington y a la prensa extranjera de utilizar el término «virus chino» para «dar a entender un origen sin ningún fundamento ni ninguna prueba».
«Algunos medios quieren que China se lleve toda la responsabilidad», declaró Zhao Lijian ya desde el 4 de marzo.
Según algunas de las teorías que circulan por las redes sociales chinas, la delegación estadounidense de los Juegos Militares Mundiales, una competición disputada en octubre en Wuhan, podría haber traído el virus a China.
En su tuit, Zhao Lijian publicó un video del director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos que declara ante el Congreso que se descubrió que algunos estadounidenses que se creía que habían muerto de gripe eran portadores del nuevo coronavirus.
«Los CDC pillados en delito flagrante. ¿Cuándo apareció el paciente cero en Estados Unidos? ¿Cuántas personas han sido infectadas?», escribió Zhao.
Estas teorías tienen gran repercusión en las redes sociales chinas.
«¿Usan los estadounidenses a los pueblos del mundo como ratas de laboratorio para experiencias de bioquímica viral?», se interroga un internauta en la red Weibo.
En Washington, el consejero de Seguridad Nacional, Robert O’Brien, acusó a China de «haber hecho perder al mundo dos meses» al intentar acabar con la epidemia.
Pekín calificó estas palabras de «extraordinariamente inmorales e irresponsables». AFP