Los electores de Florida, Illinois y Arizona votaban este martes en las primarias demócratas en el contexto de una pandemia de coronavirus que se extendió rápidamente en Estados Unidos y ha afectado la carrera por la nominación presidencial estadounidense entre Joe Biden y Bernie Sanders.
Un cuarto estado que iba a realizar primarias, Ohio, las pospuso hasta junio por orden del gobernador republicano Mike DeWine, quien dijo a los votantes que se quedaran en casa en medio de la creciente emergencia de salud pública.
Estados Unidos ha registrado oficialmente más de 5.600 casos de coronavirus, aunque se cree que esta es una fracción del número real, que es desconocido debido a la incapacidad para realizar las pruebas médicas.
El presidente Donald Trump, que instó a las personas a evitar reuniones de más de 10 personas, dijo en la Casa Blanca que respaldaba el retraso de Ohio. Cuando un periodista le preguntó que estaba haciendo para proteger las elecciones, respondió: «Lo que estoy haciendo es deshacerme del virus. Eso es lo único que podemos hacer».
En Florida, el estado más grande y poblado de los tres que tienen elecciones este martes, casi dos millones de personas ya habían votado en días previos o por correo y ya se esperaba que la participación fuera excepcionalmente baja.
Además de los obstáculos, las autoridades estatales tuvieron que mover docenas de recintos de los centros de ancianos para protegerse contra el virus.
Gabriela Carrilho, una mujer de 51 años que trabaja en marketing, se puso guantes antes de emitir su voto en una escuela primaria casi desierta en Miami Beach.
«Creo que si no participas, entonces las cosas nunca cambian», dijo.
Ella y otros dijeron que se sentían seguros de votar.
«Había desinfectante de manos en cada estación», dijo Matt Don, de 29 años. «Se mantuvieron a una distancia segura de mí. Todos allí es seguro».
En Illinois, los comisionados electorales de Chicago se afanaban en la búsqueda de jueces, luego de que unos 850 informaran a la oficina del secretario del condado que no acudirían, informó el Chicago Tribune.
En tanto, en los centros electorales de Arizona, que abrieron unas horas más tarde, los electores caían a cuentagotas.
Luisiana, Georgia y Kentucky, que debían votar más tarde, pospusieron sus primarias para mayo y junio.
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Biden ya ha ganado más delegados, que son los que designan al candidato en la convención partidaria, y está unos veinte puntos por delante de su rival, el progresista Bernie Sanders, en la mayoría de las encuestas nacionales.
Y el exvicepresidente acaba de sumar una victoria en el estado de Washington, que celebró primarias la semana pasada, por un estrecho margen de 37,9% contra 36,4% para Sanders.
La votación de este martes, por lo tanto, podría otorgarle a quien fuera la mano derecha de Barack Obama una ventaja decisiva.
«Biden ganará la primaria y será el nominado demócrata», dijo Aaron Simcox, un residente de Florida de 52 años. «Pero me pareció importante votar por Bernie porque quiero que Joe Biden sepa que aunque tendrá mi apoyo luego, hay mucha gente ahí fuera que es progresista y prefiere las ideas de Bernie».
Famoso por sus metidas de pata, Biden, de 77 años, tuvo sin embargo un buen desempeño en el debate demócrata el domingo, impidiendo que Sanders, de 78, pudiera recuperar ventaja.
Durante el duelo verbal, anunció que elegiría a una mujer como candidata a la vicepresidente.
Sanders, quien se autoproclama socialista democrático, reconoció la semana pasada que había perdido, por el momento, el tema crucial de estas primarias: convencer a los votantes de que él es capaz de impedir que Donald Trump logre un segundo mandato.
Muy popular entre los jóvenes, el senador se aferra sin embargo a la contienda y aprovechó el debate para desafiar a Biden en ciertas posiciones potencialmente embarazosas de su larga carrera política.
Como para dar garantías al ala más progresista del partido, Biden anunció en el debate que adoptaría dos propuestas: una de Sanders sobre el alivio de la deuda de los estudiantes y otra de su exrival, la senadora Elizabeth Warren, sobre la protección a los estadounidenses de los acreedores que «abusan» del sistema.
Eso no va lo suficientemente lejos, respondió Sanders. Pero el senador, que puede presumir de haber instigado un movimiento hacia la izquierda en el partido, lo dijo nuevamente: si pierde las primarias, apoyará al candidato nominado para desafiar a Trump.
En Florida, en particular, los demócratas de origen cubano tienen dificultades para digerir ciertos comentarios de Bernie Sanders considerados demasiado benevolentes hacia el régimen de los Castro. Reuters