Mientras varios países luchan contra el coronavirus con confinamientos generales y un freno a los desplazamientos, la ONU advirtió de que unos 3.000 millones de personas no cuentan siquiera con las armas básicas para protegerse: jabón y agua potable.
La pandemia contagió hasta ahora a unas 200.000 personas en el mundo y mató a casi 9.000, propagándose sin dar tregua tras su emergencia en China en diciembre pasado.
Europa se ha convertido en el epicentro de la batalla del virus, al cerrar fronteras y encerrar a millones de personas en sus casas. Pero a la vez, crece la preocupación por las naciones en desarrollo con sistemas de salud frágiles.
Países en África y Asia restringieron los desplazamientos, impusieron cuarentenas y cerraron escuelas.
Pero una de las prácticas individuales más fundamentales para protegerse del COVID-19, lavarse las manos, es inaccesible para buena parte de la población mundial.
UNICEF estima que el 40%, es decir, 3.000 millones de personas, carece de medios para lavarse las manos en casa porque no tienen un acceso fácil al agua potable, no pueden comprar jabón o simplemente no son conscientes de la importancia de esta práctica.
«Incluso entre el personal médico no siempre se comprende la importancia de lavarse las manos», afirma Sam Godfrey, responsable de UNICEF sobre agua y medidas sanitarias en el este y el sur de África.
«Es casi como una enfermedad de ricos para África, que por supuesto, acabará afectando sobre todo a los pobres», subraya Godfrey, recordando que los primeros contagios fueron importados de viajes internacionales.
Las poblaciones apiñadas en suburbios y los refugiados hacinados en campos en el Cuerno de África están especialmente expuestos debido a que pueden estar malnutridos o tener problemas de salud, además de contar con unas condiciones sanitarias insuficientes.
En el África subsahariana, 63% de la población de áreas urbanas – 258 millones de personas – no puede lavarse las manos, según datos de UNICEF. En Asia Central y del Sur, este dato es de 22%, es decir, 153 millones de personas.
Pero en el suburbio de Mathare de Nairobi, la capital de Kenia, sus habitantes minimizan los riesgos.
«¿Ha visto a alguien en el hospital que viniera de este suburbio? Esta es una enfermedad de ricos», dijo el jueves a la AFP Ishmail Ayegah, un reparador de bicicletas.
– ‘Muy preocupados’ –
«A medida que el virus avanza hacia los países de bajos ingresos, nos preocupa mucho el impacto que podría tener entre las poblaciones con una prevalencia alta del VIH o entre los niños malnutridos», dijo esta semana el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
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Mientras en Europa las autoridades tratan de obtener más aparatos respiratorios para los hospitales, en África se teme que falte el jabón.
UNICEF está distribuyendo jabón para un millón de personas, pero Godfrey dijo que su importación es todo un reto en algunos países, debido a las restricciones de productos procedentes de China e India.
El jabón sigue siendo la mejor manera de luchar contra los virus, puesto que esta «fantástica» sustancia los despega de la piel, dijo Evariste Kouassi-Komlan, director regional de UNICEF sobre agua, medidas sanitarias e higiene.
En el caso del coronavirus, incluso puede despedazar el propio virus.
Las soluciones a base de alcohol también pueden utilizarse contra el coronavirus, aunque no funcionan contra todos los patógenos.
– ‘No lo necesitamos’ –
Godfrey indicó por su parte que la experiencia y las lecciones sacadas de las epidemias de Ébola y cólera podrían ser útiles en las zonas africanas donde estas golpearon con fuerza.
En República Democrática del Congo, por ejemplo, el Ébola provocó que la gente dejara de darse la mano y empezara a saludarse con los codos.
«El apretón de manos del Ébola se convirtió en el del coronavirus».
Los expertos también esperan que la pandemia llevará a los gobiernos africanos a reforzar el mensaje de que lavarse las manos y reforzar las medidas sanitarias salva vidas.
En Kenia, la etiqueta #SanitizersForSlums (desinfectantes para los suburbios) es ahora tendencia en Twitter.
Pero otros no están tan convencidos.
«Los desinfectantes, ¿para qué?. No nos hemos muerto por no utilizarlos, no los necesitamos», dijo Scholarstica Atieno, un pescador del suburbio de Mathare. AFP