Una guerra de precios entre las potencias petroleras está dejando a muchos productores en América Latina con problemas para cubrir sus costos de extracción, lo que aumenta las posibilidades de recortes del bombeo y demoras en la inversión en los próximos meses.
Los contratos de referencia del petróleo están sufriendo sus mayores descensos en décadas debido a una tormenta perfecta entre caída de la demanda por la epidemia de coronavirus y el exceso de oferta debido a una disputa entre Arabia Saudita y Rusia sobre los recortes de producción.
El crudo WTI se desplomó un 29% la semana pasada, su mayor caída desde la Guerra del Golfo de 1991. En las últimas dos semanas, el índice de referencia de Estados Unidos ha perdido alrededor de la mitad de su valor, mientras que el Brent se ha hundido alrededor del 40%.
Los petróleos pesados de América Latina, en su mayoría indexados a esos contratos y al crudo Maya de México, acumularon una caída del 42% en el mismo período, dejando algunos productos con precios de un solo dígito, según cálculos independientes.
Expertos y analistas esperan una contracción de la demanda global de al menos 10% este año.
“No habrá una recuperación rápida de estos precios bajos”, dijo un operador de petróleo latinoamericano, que pidió no ser identificado. “Ahora estamos viendo la destrucción de la demanda, y todos sabemos lo que viene después de eso: despidos, recortes de producción e inversiones pospuestas”, añadió.
Entre 2019 y principios de este año, el costo promedio para producir un barril de crudo en las naciones que más bombean (Brasil, México, Venezuela, Colombia y Ecuador) estuvo cerca de 13 dólares, excluyendo costos indirectos, impuestos y regalías, según un cálculo de Reuters.
Los datos se basaron en cifras proporcionadas por la colombiana Ecopetrol, la ecuatoriana Petroecuador, la mexicana Pemex y la brasileña Petrobras, así como de expertos con conocimiento de la venezolana PDVSA.
Hasta el mes pasado, esos costos esenciales estaban cubiertos principalmente por los precios de venta.
Pero la guerra de precios global ha secado casi todas las ventas al contado de los grados pesados latinoamericanos desde la semana pasada, dejando puntos de referencia regionales como el Maya de México en un precio semanal de alrededor de 16 dólares por barril, mientras que el precio del Merey de Venezuela ha caído a tan solo 8 dólares por barril.
En momentos en que la demanda de combustible en Estados Unidos, el principal barómetro para el crudo latinoamericano, se va desplomando a medida que la nación paraliza sus actividades, el apetito por petróleo pesado de las refinerías de la costa estadounidense del Golfo de México ha empezado también a derrumbarse.
El 18 de marzo, el precio del Maya de México cayó a un piso no visto en 18 años, y la mayor parte de las ventas a la costa estadounidense del Golfo terminaron la sesión por debajo de 13 dólares el barril, según S&P Global Platts, una situación que generó pánico entre los productores vecinos.
Enviar los crudos de América Latina a mercados más distantes como Asia había proporcionado una salida para el petróleo, pero si las tarifas de embarques aumentan en medio de una creciente demanda de almacenamiento flotante, esa vía también podría cerrarse en los próximos meses, dijeron operadores.
LOS MERCADOS MÁS VULNERABLES
Con pocas opciones sobre la mesa, las operaciones de producción más costosas podrían verse obligadas a reducir la extracción o cerrarla.
Por lo general, incluyen plataformas en altamar como algunos campos de aguas profundas y superficiales en Brasil, donde los costos de producción el año pasado fueron entre dos y cinco veces más altos que los 5,6 dólares por barril registrados para las actividades de bombeo “presal”, según datos de Petrobras.
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La caída de los precios también podría tener un fuerte impacto en los países afrontan ineficiencias de la producción y medidas gubernamentales más radicales como México y Ecuador, así como en las empresas que enfrentan elevados costos de transporte, como aquellas que operan en Colombia.
“Petrobras debería tener un desarrollo más lento en la inversión, mientras que Ecopetrol y (la estatal argentina) YPF tendrían dificultades porque su punto de equilibrio está en un precio de 30 dólares y 40 dólares por barril, respectivamente”, dijo la firma de inversión UBS en una nota a los clientes.
El ministro de Energía de Ecuador, René Ortiz, dijo a Reuters que los costos de producción de Petroecuador se sitúan en el rango de entre 15 dólares y 19 dólares por barril.
“Nuestra producción continúa ininterrumpidamente. Las exportaciones de crudos de Oriente y Napo son normales, de acuerdo con el cronograma realizado antes de la crisis sanitaria”, dijo en un correo electrónico.
En tanto, la venezolana PDVSA, Pemex y la argentina YPF no respondieron de inmediato a las solicitudes de comentarios. Petrobras declinó hacer comentarios.
Si bien el costo de producción generalmente se relaciona con el desembolso que hace una empresa para llevar un barril de petróleo a la superficie, el precio de equilibrio es el valor de venta necesario para cubrir todos los gastos operativos y financieros de ese barril, incluidos el transporte, la fuerza laboral y los impuestos.
Un portavoz de Ecopetrol dijo a Reuters que los costos de producción aún no estaban por encima de los precios de venta, por lo que no se han cerrado campos.
La firma colombiana mantiene el objetivo alcanzar una producción de entre 745.000 y 760.000 barriles de petróleo equivalente por día en 2020. En tanto, el productor de petróleo colombiano Frontera Energy anunció el lunes una reducción del 60% en los gastos de capital para 2020 y dijo que priorizaría las reparaciones esenciales de pozos y el mantenimiento crítico hasta que las condiciones del mercado mejoren.
En Venezuela, los precios de venta de petróleo y los volúmenes de exportación han sido los más castigados por el mercado, debido al peso adicional de las sanciones estadounidenses.
AL LÍMITE
Aunque está parcialmente protegido por un programa de cobertura y tiene líneas de crédito disponibles, la mexicana Pemex parece ser la más vulnerable entre sus pares en América Latina a los bajos precios del crudo.
La deuda financiera de la compañía superó los 100.000 millones en 2019, incluso después de recibir inyecciones de capital del Gobierno.
Pemex revisó sus fórmulas de precios del Maya el viernes pasado, lo que podría generar precios aún más bajos. En lo que va del año, los costos de exploración y producción de la gigante estatal, que no incluyen gastos financieros ni impuestos, promediaron alrededor de 16 dólares por barril, según datos de la compañía.
Bajo la presión de los legisladores, la ministra de Energía de México, Rocío Nahle, dijo el domingo que el país, que se ofreció a mediar entre Rusia y Arabia Saudita, está en conversaciones con otros productores mientras Pemex aplica un programa de flexibilización fiscal. Reuters