Determinado y optimista, Boris Johnson, que sacó al Reino Unido de la Unión Europea en enero tras años de caos político y parálisis, se encuentra ahora puesto a prueba a nivel personal por el coronavirus, que lo obligó a ser ingresado en cuidados intensivos.
No hace mucho que este jovial rubio de 55 años, de cabellera indisciplinada y broma fácil, aseguraba que seguía estrechando la mano de todo el mundo y que lo importante era lavárselas a menudo y durante un buen rato: «el tiempo que se tarda en cantar dos veces ‘Cumpleaños Feliz'», decía.
Carismático y controvertido, había visto su popularidad dispararse tras lograr en diciembre una aplastante mayoría parlamentaria que le permitió cumplir su promesa de «llevar a cabo el Brexit».
Y esta seguía subiendo gracias a las contundentes medidas de ayuda financiera tomadas por su gobierno para sostener la economía británica durante los duros tiempos de la pandemia.
Pero él mismo fue diagnosticado con covid-19 hace diez días y el domingo, ingresado en un hospital londinense por decisión de sus médicos para someterlo a unas pruebas.
Sus colaboradores afirmaban que «seguía al mando» y él mismo tuiteó desde su cama hospitalaria que tenía «buen ánimo», pero menos de 24 horas después se encontraba en vigilancia intensiva y posiblemente con un respirador.
– Inusual ejercicio sobre el Brexit –
Alexander Boris de Pfeffel Johnson nació en 1964 en Nueva York, en el seno de una familia de políticos, periodistas y celebridades mediáticas. Su padre fue funcionario europeo y eurodiputado, y él y sus hermanos estudiaron en la escuela europea de Bruselas
Uno de sus bisabuelos era turco y fue ministro del último Imperio Otomano.
Johnson siempre lo recuerda cuando se lo acusa de islamofobia. Como cuando comparó a las mujeres vestidas con burka con buzones de correos, unas declaraciones que junto a otras le valieron también ser acusado de misoginia, aunque sus partidarios las califiquen de simples bromas.
Siguiendo el recorrido clásico de las élites británicas, estudió en las prestigiosas Eton y Oxford.
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«No inventaba las historias pero siempre caía en la exageración», recuerda Christian Spillmann, periodista de la AFP en Bruselas en esos años.
Elegido diputado en 2001, perdió un puesto en la cúpula conservadora tres años después por mentir sobre una aventura extramatrimonial. Uno de los varios escándalos personales de un político que no quiere decir cuántos hijos tiene… además de los cuatro reconocidos.
Divorciado dos veces, ahora vive en Downing Street con su novia, Carrie Symonds, de 32 años, que espera un bebé para este verano. Prometidos recientemente, la pareja tenía previsto casarse en los próximos meses.
Johnson adquirió rango de estrella tras ser elegido alcalde de Londres en 2008 y, aunque se le achacan algunos proyectos desastrosos, brilló por los exitosos Juegos Olímpicos de 2012.
Gran admirador de Winston Churchill –sobre el que escribió una biografía–, había surgido como uno de los principales defensores del Brexit en el referéndum de 2016, pero solo tras realizar un inusual ejercicio.
Columnista del diario conservador The Daily Telegraph, había preparado un artículo anunciando que apoyaba la permanencia en el bloque y otro afirmando lo contrario, lo que alimentó la impresión de que su decisión escondía un cálculo político.
Fue nombrado ministro de Relaciones Exteriores por Theresa May en julio de 2016 y se le acusó de haber cometido graves errores diplomáticos antes de dimitir dos años después por sus desacuerdos sobre su estrategia con la UE.
Más tarde, la reemplazó como líder del Partido Conservador e inquilino de Downing Street y demostró que su determinación e inquebrantable optimismo eran la mejor arma para ganar la batalla del Brexit.
Ahora, se enfrenta, en lo personal, a otra gran lucha: vencer al covid-19. AFP