El primer ministro británico, Boris Johnson, que pasó la noche en cuidados intensivos tras un deterioro de su salud debido al nuevo coronavirus, no tiene neumonía y respira sin ayuda, aseguró el martes su gobierno, esforzándose por calmar la preocupación.
«Ha estado estable durante la noche y conserva el buen ánimo», aseguró al mediodía su portavoz.
«Está recibiendo tratamiento estándar de oxígeno y respirando sin ninguna otra ayuda. No ha necesitado respirador mecánico ni apoyo respiratorio no invasivo», insistió, asegurando que no se le diagnosticó neumonía.
Único líder de una gran potencia enfermo de covid-19, Johnson, de 55 años, fue ingresado en el Hospital St Thomas de Londres el domingo para ser sometido a pruebas debido a que sus síntomas persistían al cabo de diez días.
El lunes, su salud se deterioró y fue trasladado a la unidad de cuidados intensivos.
La noticia conmocionó al Reino Unido, especialmente después de que el siempre optimista Johnson tuitease desde su cama de hospital que tenía el ánimo alto y sus colaboradores insistiesen que «seguía al mando».
– El gobierno «sigue adelante» –
En una ronda de entrevistas matinales por los principales medios de comuniciación, el ministro del gabinete Michel Gove insistió el martes en que «el trabajo del gobierno sigue adelante».
Sin embargo, el propio Gove tuvo que ponerse en aislamiento debido a que un miembro de su familia comenzó a mostrar síntomas de covid-19.
Mientras el primer ministro esté incapacitado, el ejecutivo estará encabezado por el ministro de Relaciones Exteriores, Dominic Raab, quien también compareció la víspera con un mensaje tranquilizador: «el primer ministro está en buenas manos».
Para Andrew Gimson, biógrafo de Johnson, su hospitalización conmociona por contraste con su habitual optimismo, energía y predisposición para «animar a la gente y motivar a quienes le rodean».
«Ahora es él el afectado» y esto «es totalmente inhabitual para todos», dijo a la BBC.
La noticia despertó una ola de reacciones internacionales.
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– Tomárselo «más en serio» –
El primer ministro anunció el 27 de marzo que había dado positivo al covid-19 y se puso en aislamiento en su apartamento de Downing Street, a cuya puerta le dejaban comidas y papeles.
Continuó encabezando reuniones por videoconferencia y muchos achacaron a esta falta de reposo el hecho de que semana y media después siguiera teniendo fiebre y su médico decidiera ingresarlo para realizarle unas pruebas como «precaución».
Pasó una primera «noche tranquila», pero la segunda tuvo que ser llevado a cuidados intensivos, principalmente para tener a mano un respirador.
El Reino Unido se está convirtiendo en el nuevo punto candente en Europa. El lunes el país superó los 5.000 muertos por coronavirus, pero algunos británicos siguen sin respetar las consignas de distanciamiento social.
Pero, en opinión de James Gill, profesor de la Warwick Medical School, eon el ingreso del primer ministro para muchos «la epidemia de coronavirus se acaba de volver real».
«Para una parte no menospreciable de la población británica la covid-19» era una enfermedad «que afectaba a otra gente, pero Boris Johnson no es otra gente», agregó.
En las calles de Londres, Lucy Ashleigh se mostraba de acuerdo.
«Definitivamente, esto podría hacer que la gente se lo tome más en serio, tal vez hacer que la gente deje de pasar el rato en los parques y de reunirse con sus amigos», dijo esta londinense a la AFP. «Supongo que es bueno en ese sentido, pero es horrible para él y para su familia y para la nación», agregaba.
Ante la magnitud de la crisis sanitaria, la reina Isabel II se dirigió el domingo al país en un discurso televisado poco habitual, el cuarto en sus 68 años de reinado.
La monarca se mantiene informada del estado de salud de su primer ministro, según el Palacio de Buckingham.
En un mensaje escrito desde el castillo de Windsor, al oeste de Londres, la soberana, de 93 años, dio el martes las gracias al personal sanitario por su «compromiso desinteresado» y su «entrega» en «las circunstancias más difíciles». AFP