Desde hace algunas semanas, los lagartos que se pasean tranquilamente por las instalaciones de los lujosos hoteles de Varadero son los únicos habitantes de la zona, debido a que el cierre de las fronteras en Cuba para detener la expansión del coronavirus ha dejado el balneario sin turistas.
Nadie se baña en sus aguas color turquesa ni se relaja en la arena blanca, lo que hace que cientos de hoteles, tiendas y restaurantes permanezcan vacíos, al igual que el aeropuerto local.
Escenas similares se ven en todo el Caribe, la región más dependiente del turismo en el mundo, debido a la pandemia que ha cerrado fronteras, suspendido vuelos y cruceros y dejado a gran parte del planeta aislado desde mediados de marzo.
Desde los pueblos históricos de República Dominicana hasta las caletas aisladas de Trinidad y Tobago, el turismo emplea aproximadamente a 2,5 millones de personas y genera, directa e indirectamente, casi un tercio de la producción económica de la región, según la Organización de Turismo del Caribe.
Como resultado, hay pocos lugares donde el impacto económico de la epidemia sea tan inmediato como en los 26 archipiélagos de pequeños estados insulares y sus dependencias, muchos de los cuales ya estaban muy endeudados antes de la pandemia.
“Casi toda mi familia, todas mis primas, trabajan en el turismo”, dijo María Elisa Torres, quien renta habitaciones en su casa del poblado de Santa Marta, muy cerca de Varadero. “Mi prima trabaja en una tienda y está sin trabajo, mi hermano trabaja con turistas en la playa y también está sin trabajo”.
Hasta el momento, la región caribeña de 45 millones de habitantes reportó solamente unos 7.000 casos de coronavirus y 300 muertes, la mayoría en República Dominicana. Sin embargo, millones perdieron sus empleos o se quedaron sin salario debido al brote.
La Organización Mundial del Turismo (OMT), un organismo de la ONU dedicado a promover la industria, pronosticó en marzo una caída de hasta un 30% en los arribos para este año.
El Banco de Desarrollo del Caribe fue más allá y pronosticó un desplome del 50% si las restricciones continúan hasta septiembre y un 100 por ciento si las políticas permanecen vigentes durante todo el año. El Fondo Monetario Internacional (FMI) vaticinó que el Caribe oriental, que depende fuertemente de las líneas de cruceros, estará entre los más afectados.
Carnival Corp anunció días atrás la cancelación de todas las salidas al menos hasta el 26 de junio, mientras que Royal Caribbean Cruises suspendió los viajes hasta el 11 de junio para garantizar la seguridad de los pasajeros y la tripulación.
En Barbados, las grullas amarillas dominan el puerto de la capital Bridgetown debido a la ausencia de cruceros. Por lo general, seis o siete barcos estarían atracando, pero las líneas principales han cancelado bien viajes en medio de la temporada alta de verano, dijo Sheldon Layne, gerente de operaciones del lugar.
Hace solo unos meses, la Organización de Turismo del Caribe, rama local de la OMT, se mostraba entusiasmada, citando una recuperación robusta para la región después de que muchas islas fueran golpeadas por los huracanes Irma y María en 2017.
Ahora, el personal de la organización está trabajando desde casa y trata de subsistir en medio de una caída sin precedentes de visitantes.
Neil Walters, secretario general de la Organización de Turismo del Caribe, dijo que las empresas se están centrando en cómo integrar nuevos protocolos de salud a los viajes para permitir reanudar el turismo cuando las restricciones disminuyan gradualmente.
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Mientras, las autoridades están tratando de mantener a flote la industria de turismo y a su gente a salvo de la pandemia.
Jamaica ha anunciado un paquete de 8,7 millones de dólares para operadores y trabajadores de negocios relacionados con el turismo, así como un programa de entrenamiento de habilidades para las personas mientras están inactivas.
“Las empresas aprecian las iniciativas gubernamentales”, dijo Robin Russell, propietario del Deja Resort en Montego Bay, Jamaica, que ha solicitado ayuda. Él está pagando al personal la mitad de sus salarios y aprovecha la inactividad para realizar reformas.
“Pero es difícil no conocer tu flujo de efectivo”, señaló.
SIN RESCATE
Muchos gobiernos del Caribe, golpeados por el costo de lucha contra la pandemia en medio de un colapso de los ingresos fiscales, sostienen que necesitan ayuda financiera para sortear la crisis.
La única nación caribeña que se beneficia automáticamente de un alivio de la deuda es Haití, después de que el grupo G20 de los países industrializados acordó congelar los pagos para las naciones más pobres del mundo.
Pero el FMI dijo el jueves que unos ocho países del Caribe ya habían solicitado ayuda de emergencia.
El bloque regional CARICOM instó el miércoles a la comunidad internacional a considerar que, si bien algunas naciones caribeñas tienen un ingreso per cápita relativamente alto, sus economías son muy vulnerables ya que dependen de una sola industria, son altamente dependientes de importaciones y están expuestas a desastres naturales.
“Todo sugiere un horizonte de tiempo para que el inicio de la recuperación del Caribe se de para el otoño o el invierno de 2021”, dijo a Reuters David Jessop, consultor del Consejo del Caribe.
Mientras tanto, quienes todavía tienen trabajo, tratan de subsistir de la mejor manera posible.
Carlos Padrón, quien ayuda a cuidar 15 delfines cautivos en una acuario de Varadero, usó un silbato para convocarlos mientras competían. “Creo que extrañan un poco al público”, señaló. Reuters