El plazo dado por Argentina a acreedores para adherirse a una oferta de reestructuración de su deuda venció este viernes sin información oficial, pero con la negociación aún abierta hasta el 22 de mayo, bajo la amenaza de un default.
«El próximo vencimiento de bonos es el 22 de mayo. Recién en esa fecha, si Argentina no cumple con el pago, puede ser considerada en default», dijo a la AFP Hernán Letcher, director del Centro de Economía Política Argentina (CEPA).
La puja para definir cuál será el período de gracia y la quita de intereses o de capital continúa entre las partes bajo estricta reserva.
«Parte de nuestros acreedores ya aceptaron la oferta. Argentina mantiene el diálogo», afirmó el ministro de Economía, Martín Guzmán en declaraciones a la prensa.
– Amenaza latente –
El ministro no dio porcentajes de adhesión a la oferta oficial de canje de bonos (66.000 millones de dólares) emitidos bajos legislación extranjera ni se refirió a cuán cerca o lejos podría estar un acuerdo.
Argentina quiere tres años de gracia y quitas del 62% sobre intereses (37.900 millones de dólares) y del 5,4% sobre el capital (3.600 millones de dólares).
El ambiente del mercado financiero fue positivo. El indicador líder de la Bolsa aumentó un 0,93% el viernes y un 9,0% en la semana, con un alza de hasta un 11% en las acciones de empresas locales que cotizan en Wall Street.
Nadie desea un cese de pagos, ni el gobierno de Alberto Fernández ni los acreedores, entre los que se encuentran grandes fondos de inversión internacionales. Pero sin acuerdo cerrado, la amenaza queda latente.
No todas las cartas han sido echadas sobre la mesa en este juego de tensiones. Ni siquiera las del gobierno de Alberto Fernández.
Guzmán dijo estar dispuesto a escuchar «cualquier combinación» en una contraoferta, siempre y cuando el modelo sea sostenible en el tiempo para su país.
Por ahora, tres comités de bonistas anticiparon su rechazo a la propuesta argentina que incluye fuertes quitas sobre capital e intereses. Pero todos los analistas de mercado afirman que se negocia contrarreloj y bajo cuerda.
La consultora Capital Economics también señaló en un informe que «es probable que haya más estocadas verbales (entre las partes) desde ahora hasta el 22 de mayo cuando expira el (postergado) pago de un cupón» por unos 500 millones de dólares.
– No hay nada nuevo –
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«Por el momento estamos en la parte de toma de posiciones para ver quién está en mejor estado para negociar», opinó Pablo Tigani, máster en Política Internacional y profesor de la universidad privada UADE, en declaraciones a la AFP.
No hay nada nuevo bajo el sol. Argentina declaró el mayor default de la historia en la gran crisis de 2001 por 100.000 millones de dólares.
En 2014, un juez de Nueva York falló a favor de ‘fondos buitres’ -como se conoce en Argentina a los fondos especulativos que compran deuda a precio vil-, que reclamaban un remanente de 7% de la deuda que no pudo ser reestructurada entre 2005 y 2010.
El gobierno de Macri terminó pagando esa deuda al contado por 11.000 millones de dólares en 2016.
Si Argentina sale airosa de la actual negociación, podrá discutir más adelante su deuda de 44.000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI), ahora convertido en su aliado más fuerte.
El FMI acaba de decir que está «esperanzado de que se pueda alcanzar un acuerdo» que permita «restaurar la sustentabilidad» de la deuda del país; las mismas palabras que usa Guzmán.
Los bonos ofrecidos maduran entre 2030 y 2047. La tasa de interés es creciente. Empieza en 1,5% y nunca pasa de 5%.
– Respaldo –
«Somos flexibles en términos de combinaciones de parámetros», dijo el ministro, discípulo del Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz y formado en universidades estadounidenses.
Stiglitz y otro Nobel, Edmund Phelps, junto con más de 135 prestigiosos economistas, reclamaron a los acreedores aceptar la oferta porque «es responsable».
Un estudio del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) dijo que la mayoría de la población espera un canje exitoso.
Pero el panorama económico es sombrío. El PIB puede caer un 6,5%. La pobreza supera el 35%, más de ocho millones de trabajadores formales e informales cobran subsidios de supervivencia, las exportaciones cayeron un 40% en el año y por primera vez en 70 años, no se fabricó en la cuarentena un sólo automóvil. AFP