Italia envió soldados para restaurar el orden en un pueblo costero cercano a Nápoles, tras un brote de coronavirus en un complejo de departamentos ilegalmente ocupado por cientos de trabajadores inmigrantes que generó enfrentamientos con los residentes.
Las autoridades anunciaron el jueves que más de 40 personas que viven en los abandonados edificios de Mondragone, a 45 kilómetros de Nápoles, dieron positivo por COVID-19, y advirtieron que la localidad entera podría ser puesta en cuarentena si se descubre que el brote es extendido.
Los edificios de departamentos fueron sellados para impedir la propagación de la infección, pero imágenes del jueves de la televisión estatal RAI mostraron a un grupo de residentes desafiando la orden de no moverse y manifestándose por el pueblo protestando contra lo que calificaron como una discriminación racista.
Muchos de los que viven en el complejo son búlgaros que trabajan como temporeros recogiendo fruta en los campos en torno al pueblo.
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Los soldados montaron barricadas y se establecieron controles policiales el viernes en torno al complejo de viviendas, mientras los residentes se quejaban de que estaban bloqueados dentro con poca información sobre lo que estaba sucediendo.
Al menos 3.000 de los que viven dentro o alrededor de los edificios ocupados serán sometidos a tests del coronavirus, dijo Vincenzo De Luca, gobernador de la región de la Campania. Reuters
