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Ciudad de México.- Luego de ganar espacios mediáticos para promocionar la detención del ex director de Petróleos Mexicanos (PEMEX), Emilio Lozoya, por corrupción, hoy se confirma que siempre NO. Es testigo protegido.
Desde el principio del proceso de extradición que se llevó a cabo entre México y España, para que Lozoya llegara a su país, a responder por presuntos actos de corrupción relacionados con el caso Odebrecht, la opinión pública siguió el proceso con desconfianza.
El viernes 17 de los corrientes, la Fiscalía General de la República (FGR), informaba a través de un comunicado, que el ex funcionario público había llegado a México con anemia aguda, por lo que no pisó la cárcel, sino que fue internado en un hospital para su debida atención.
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Además de lo anterior, aquella promesa de que caerían varias personas presuntamente corruptas de la anterior administración federal, queda solamente en la posibilidad de conocer si el gobierno peñista entregó dinero a los entonces legisladores, para que fuera aprobada la Reforma Energética.
Los analistas inmediatamente han reaccionado. Coinciden en que una vez más, el pueblo ha sido confundido entre un «interés» por castigar la corrupción del pasado y la realidad que asoma: ni culpables, ni castigos.