La justicia egipcia ha utilizado tres entrevistas, una de ellas concedida a EL MUNDO, como prueba para condenar a cadena perpetua al ex portavoz de los Hermanos Musulmanes Gehad el Haddad. Es la última de las controvertidas sentencias dictadas por los tribunales del país árabe tras el golpe de Estado que en julio de 2013 desalojó de la presidencia al islamista Mohamed Mursi e inauguró la campaña de represión más feroz en décadas contra la cofradía.
En el pliego de pruebas aportadas por la fiscalía, El Haddad es acusado de -en calidad de portavoz del movimiento islamista- haber concedido «entrevistas a medios de comunicación internacionales y árabes». Se cita expresamente las conversaciones mantenidas con «The New York Times, un canal de televisión estadounidense (PBS) y un periódico español (EL MUNDO)». Este diario publicó una amplia entrevista con El Haddad el 14 de septiembre de 2013 solo tres días antes de que fuera arrestado. La entrevista fue realizada a través de correo electrónico por motivos de seguridad.
«La única acusación son esas tres entrevistas. Ni más ni menos», declara a EL MUNDO Abdalá el Haddad, hermano del condenado, en una conversación telefónica desde Londres. «Nos sorprende pero éste es el nuevo Egipto de Abdelfatah al Sisi (ex jefe del ejército y actual presidente). Un país donde la gente puede ser sentenciada a muerte en un proceso de diez minutos o donde se te puede condenar a cadena perpetua por hablar y hacer entrevistas», reconoce el joven. «Con esta prueba -agrega- la fiscalía llegó a pedir pena de muerte para mi hermano aunque finalmente el juez la rebajó a cadena perpetua».
Gehad fue condenado a 25 años de prisión -lo que a efectos de la legislación egipcia se considera cadena perpetua- el pasado sábado junto a otras 36 personas. El tribunal penal de El Cairo también confirmó la pena capital contra 14 dirigentes de la Hermandad, entre ellos su guía supremo Mohamed Badía, por dirigir presuntamente los ataques contra las fuerzas de seguridad en represalia por el brutal desalojo de las acampadas islamistas que se cobró más de 600 vidas en agosto de 2013.
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Las repercusiones de la condena
Human Rigths Watch (HRW) ha condenado el juicio al considerar su sentencia «motivada políticamente» y «manifiestamente injusta» y denunciar como «farsa» todo el procedimiento. Según la organización internacional, la feroz represión contra los líderes de la Hermandad contrasta con la impunidad de la que gozan los responsables de desalojar las acampadas islamistas que se saldaron con cientos de muertos o de sofocar las manifestaciones. «Simboliza perfectamente el fracaso absoluto de la justicia transicional en Egipto», ha declarado Sarah Leah Whitson, directora de HRW para Oriento Próximo y Norte de África.
En la entrevista a EL MUNDO, el entonces portavoz de la organización subrayó que el objetivo de la cofradía era «fundir el hierro poco a poco». «Los uniformados acabarán rindiéndose a un liderazgo civil y democrático, les guste o no. Es inevitable que suceda tarde o temprano. (…) Prefiero morir por el país que anhelo que vivir bajo la tiranía de un dictador militar», recalcó Gehad en la conversación usada ahora por la cuestionada judicatura egipcia para mantenerlo entre rejas.