Funcionarios y órganos de Naciones Unidas expresaron esta semana preocupación por el deterioro de la situación humanitaria en Yemen, Ucrania y el campamento de refugiados palestinos de Yarmouk, en Siria.
Ante las carencias y el sufrimiento de la población, derivados de los conflictos en los tres países, reiteraron el llamado a la solución política, el cese de la violencia y el compromiso con la ayuda a las víctimas.
Los enfrentamientos han disparado la cifra de desplazados y la falta de comida, agua, asistencia médica, acceso de los niños a la educación y albergue seguro para quienes dejaron de manera obligada sus hogares.
Según el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Raâ�Öad Al Hussein, en Yemen, los bombardeos de la colación árabe liderada por Arabia Saudita y el avance de los rebeldes de la tribu huti disparan la crisis de una población sumida en penurias desde hace tres décadas.
En un comunicado, el diplomático lamentó la muerte en las últimas semanas de cientos de civiles, entre ellos 84 niños, por los combates, que incluyen incursiones diarias de aviones extranjeros, en el intento de frenar la ofensiva del movimiento chiita Ansar Allah.
Zeid criticó la destrucción de hospitales, escuelas y mezquitas, en lo que calificó de «serios problemas en la manera de conducir las hostilidades».
Asimismo, demandó investigaciones transparentes por el impacto en la población yemenita de los bombardeos de la coalición árabe, que golpean a 18 de las 22 gobernaciones.
Por su parte, agencias de Naciones Unidas y socios humanitarios reclamaron 274 millones de dólares para proteger y asistir a siete millones 500 mil personas afectadas por el auge del conflicto en el país de la Península Arábiga, donde las familias lidian con la carencia de agua, comida y combustible.
El coordinador humanitario en Yemen, Johannes Van Der Klaauw, advirtió que la inseguridad alimentaria en la convulsa nación es rampante, al aumentar de 10 millones 600 mil a 12 millones los necesitados de ayuda para sobrevivir.
UCRANIA Y YARMOUK
Datos de la ONU reflejan que el conflicto en el oriente ucraniano es responsable del desplazamiento interno de un millón 200 mil personas y de la salida del país de otras 778 mil, fundamentalmente hacia Rusia.
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De acuerdo con la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA), la mayoría de esas personas enfrentan la falta de recursos básicos.
Pese al alto el fuego vigente desde febrero, siguen los choques esporádicos en Donetsk y Luhansk, que potencian la crisis humanitaria en el este del país, alertó en un encuentro con periodistas en Ginebra la portavoz Ravina Shamdasani.
La vocera del Alto Comisionado exigió el respeto a los acuerdos de Minsk, citando denuncias de los rebeldes federalistas y del Gobierno sobre la supuesta ruptura del mismo.
El 13 de abril, las partes en conflicto señalaron bajas en sus filas por el auge de las hostilidades en Donetsk y Luhank, donde los insurgentes declararon la independencia en rechazo al golpe de Estado de febrero de 2014, aupado por occidente, y la postura radical y anti-rusa de las nuevas autoridades.
Las tropas gubernamentales reportaron seis muertos y 12 heridos, mientras las autoproclamadas repúblicas informaron de cuatro víctimas fatales y 17 lesionados entre sus efectivos, como resultado de los combates, subrayó Shamdasani.
No menos tensa es la situación en el campamento palestino de Yarmouk, en el sur de Siria, asediado por extremistas del Estados Islámico (EI), que buscan acercarse a la capital Damasco.
Los yihadistas controlan sectores del poblado, en el que la ONU estima permanecen atrapados unos 18 mil seres humanos, entre ellos tres mil 500 niños.
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (Unrwa) solicitó hace tres días 30 millones de dólares para asistir de inmediato a los civiles en Yarmouk, calificado por el secretario general Ban Ki-moon de «campamento de la muerte».
Diversos informes señalan que los fundamentalistas utilizan a las personas como escudos humanos, en una nueva atrocidad del EI, que siembra el terror en Iraq y Siria en su empeño de imponer una visión particular de la Ley Islámica.
Yarmouk llegó a tener hace una década más de 100 mil refugiados, pero la cifra ha decrecido de manera drástica con el conflicto en el estado levantino.