En el cementerio del pueblo de Darwin, en las islas Malvinas, hay enterrados 234 soldados argentinos caídos en la guerra que el Reino Unido ganó en 1982 a Argentina por la posesión de ese archipiélago, ubicado en el Atlántico austral.
Las cruces, todas blancas y situadas de manera ordenada, tienen el nombre de los fallecidos del bando perdedor, excepto en 121 tumbas, que únicamente presentan la leyenda «Soldado argentino sólo conocido por Dios».
Son los NN de la guerra de las Malvinas en ese camposanto protegido del implacable viento oceánico por 24 murales negros, uno por cada provincia argentina, y escoltado por una imagen de la Virgen de Luján, ‘patrona’ de Argentina para los católicos.
Los gobiernos de Argentina y el Reino Unido habían llegado a un principio de acuerdo para empezar el proceso de identificación de los soldados enterrados allí, en respuesta a la demanda de los deudos.
Por eso la administración de la Presidenta Cristina Fernández, viuda de Kirchner, mandó hace varios meses extraer muestras de sangre a los familiares de los caídos en el conflicto bélico, de cara a avanzar en los estudios de ADN.
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Pero el trámite se ha retrasado porque, según la Casa Rosada, el gobierno del primer ministro británico David Cameron no ha dado el visto bueno definitivo. Ahora, con la llegada de las inminentes nevadas australes, habrá que esperar hasta diciembre.
«Las maniobras de dilación de este tema sólo nos permiten pensar que Gran Bretaña lo está trabando» dijo una fuente gubernamental, sin identificar, al diario ‘La Nación’.
Y arriesgó que esa supuesta demora por parte del gobierno de Cameron se debería a que políticamente no le conviene impulsar el asunto de cara a las elecciones de mayo próximo en Gran Bretaña.
Sin embargo, desde el Foreign Office dijeron a ‘La Nación’ que «se trata de una cuestión humanitaria delicada y compleja» que «no puede apurarse, ya que es importante desarrollar el proceso de la manera correcta«.