Representantes de los 190 Estados miembros del Tratado sobre la No Proliferación de Armas Nucleares (NPT, por sus siglas en inglés) se reunirán en Nueva York durante cuatro semanas para hacer una revisión de este pacto que data de hace 45 años.
Sería acertado que los asistentes tomaran en cuenta un hecho importante: aunque el NPT exige que sus Estados miembros “realicen negociaciones de buena fe” para el desarme nuclear, sigue existiendo un gran vacío legal en lo que se refiere a la eliminación de armas nucleares. Es hora de que los signatarios del NPT inicien negociaciones sobre el desarme.
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Este año se cumplirán 70 años del lanzamiento de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, el 6 y 9 de agosto, fechas en las que las personas en todo el mundo podrán presentar sus respetos a las miles de personas que fueron asesinadas o heridas esos días trágicos. También se presenta la ocasión de rendirhomenaje a los sobrevivientes mediante una respuesta positiva a su demanda de eliminar todas las armas nucleares, asegurando así que nadie sufrirá lo que ellos sufrieron.
Nosotros, los alcaldes de Hiroshima y Nagasaki somos dos de los representantes de más de 6.600 ciudades de 160 países y regiones en todo el mundo que apoyamos este objetivo histórico. Nuestra organización, Mayors for Peace, se creó en 1982 como una manera de trascender las fronteras nacionales y trabajar conjuntamente hacia la abolición de las armas nucleares. Cada año se unen más alcaldes a nuestra causa, y nuestra determinación para lograr el desarme nuclear crecerá en los próximos años.
Es positivo que los alcaldes, impulsados por su sentido de responsabilidad para proteger la seguridad y bienestar de sus ciudadanos, tengan un interés especial en esta causa. Las consecuencias indiscriminadas y terribles con un impacto de largo plazo de las armas nucleares para la humanidad y el medioambiente son inconmensurables, especialmente cuando se dirigen a regiones altamente pobladas.
El peligro de que se usen nuevamente las armas nucleares, intencionalmente o no, existirá mientras sigan estando disponibles; esta es la conclusión de tres importantes conferencias humanitarias internacionales que las Naciones Unidas han apoyado decisivamente. Asimismo, es escandaloso que se destinen enormes sumas de dinero al mantenimiento y modernización de estas armas en un momento en que las limitaciones de presupuesto socavan los esfuerzos para abordar las necesidades humanas más urgentes en todo el mundo.
El número de riesgos de accidentes nucleares –accidentes y equivocaciones que han casi acabado en desastre– es increíble. Además, dichas armas y las instalaciones y componentes relacionados, son objetivos atractivos para terroristas. Es un asunto de gran preocupación pública el hecho de que la seguridad internacional siga dependiendo de la “disuasión nuclear” –doctrina basada en la desconfianza mutua que tiene por objetivo mantener la paz mediante la amenaza de matanzas masivas–. Peor, se han hecho sugerencias de cómo usarlas.