Se les conoce como los “uno por ciento”, los “sin ley”, y su presencia infunde respeto o temor, en el ciudadano de a pie estadounidense que no puede evitar sentir desconfianza por las bandas de motociclistas de chaqueta de cuero y “chopper” que recorren las carreteras de la Unión Americana.
Su fama les precede y sucesos como el de a mediados del mes en Waco, Texas, donde un enfrentamiento entre pandillas motorizadas dejó un saldo de nueve muertos, 18 heridos y 170 detenidos, no hacen más que apuntalar su violenta reputación.
El Departamento de Justicia cifra en 300 el número de estas bandas en la Unión Americana.
Estos escuadrones de las dos ruedas son considerados organizaciones criminales asociadas a la violencia, narcotráfico y comercio ilegal de armas, pero son también grandes desconocidos para las autoridades debido al secretismo con el que actúan y la cohesión de sus grupos.
“Esos miembros representan la vasta minoría de los clubes de ‘uno por ciento’”, asegura el profesor Willaim L. Dulaney en su Breve historia de los clubes de motociclistas ‘sin ley’ publicado en 2005 en International Journal of Motorcycle Studies.
En Estados Unidos, Dulaney es considerado un referente en la investigación de estas bandas y llegó a realizar un estudio etnográfico publicado en 2006 por la Universidad Estatal de Florida tras hacerse pasar por uno más en una de estas organizaciones para recabar información veraz sobre su funcionamiento.
El hecho de no comulgar con las normas de la Asociación de Motociclistas de Estados Unidos (AMA) les valió a finales de la década de 1950 que les señalaran como ese 1% disonante dentro del colectivo de motociclistas “decentes”, en palabras de Dulaney.
Ese mismo fue el motivo por el que se les calificó de “fuera de la ley”, etiqueta que parece que les convierte por definición en forajidos, pero que viene a significar “no afiliados” a la AMA, a sus carreras oficiales y a sus actividades.
Actualmente, quienes pertenecen a ese 1% lo hacen con orgullo y oficialmente el FBI utiliza esa terminología para referirse a clubes de motociclistas radicales con ánimo de delinquir.
Con ayuda de Hollywood
Esta cultura de “chopper” rebelde fue explotada con éxito por Hollywood, que ofreció una visión romántica del renegado, el antihéroe de las dos ruedas, el incorregible buscador de libertad en que se pierde en el horizonte de una carretera infinita.
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Un informe del FBI fechado en 2011 señaló que soldados retirados de los Marines, el Ejército de Tierra, la Fuerza Aérea y la Armada integran las filas de los grupos de motociclistas más temidos.
Los “hijos” de la Segunda Guerra
El tiroteo que el domingo 17 de mayo dejó nueve muertos en el estacionamiento de un restaurante de Waco, Texas, constituye el incidente más reciente de una larga lista de hechos violentos de pandillas de motociclistas en EU.
Los actos de violencia se remontan a un incidente en 1947 durante la celebración del Día de Independencia, el 4 de julio, cuando unos cuatro mil motociclistas causaron estragos en la pequeña comunidad de Hollister, California.
El episodio en Hollister se dio en forma anárquica, cuando aún no existían pandillas organizadas y fue el primero que atrajo la atención hacia la entonces emergente subcultura motociclista.
De acuerdo con William L. Dulaney, profesor de la Universidad Western Carolina, Carolina del Norte, la subcultura de estas pandillas surge en este país después de la Segunda Guerra Mundial.
“El final de la Segunda Guerra Mundial vio a hombres jóvenes que regresaron del combate en tropel”, dijo Dulaney en International Journal of Motorcycle Studies.
Añadió que “muchos encontraron la transición a una vida civil pacífica una tarea más monótona de lo que podían manejar”.
Estos jóvenes veteranos de la guerra extrañaban la adrenalina, la camaradería y la lealtad de grupo que vivieron durante sus años en el Ejército y muchos fueron entrenados en motocicletas, especialmente del tipo Harley-Davidson.
Muchos ex combatientes utilizaron las indemnizaciones del Ejército para adquirir motocicletas.