La economía china ha entrado en una desaceleración económica y ha emprendido el cambio de su modelo productivo en los últimos meses. México busca a última hora que este giro del gigante asiático afecte en menor medida su crecimiento. El país americano ha sido históricamente proveedor de materias primas para China el consumidor líder de estos productos, sin embargo, el coste de las llamadas commodities ha descendido un 11% en los últimos siete meses. El foco, coinciden los analistas, ahora deberá dirigirse a aquellas industrias más complejas que aporten valor agregado a los productos que ofrece México.
México y China poseen una relación comercial dispar en la que el país asiático introduce 11 veces más productos a México, de los que el país americano logra posicionar en la economía china. A lo largo de los años, México ha conseguido exportar al otro lado del océano Pacífico materias primas —principalmente minerales— como el cobre, el gas y el petróleo. Para la economía mexicana, la conexión con China es la segunda más importantes después de Estados Unidos. Y a pesar de llevar una relación tensa en torno a la competencia comercial, la más reciente sobre el acero, ambos países han gozado de los beneficios de las sinergias.
“China exporta productos manufacturados con alto nivel tecnológico y América Latina, materias primas sin valor agregado y nivel tecnológico”, expone Enrique Dussel, investigador del Centro de Estudios China-México (Cechimex). El gigante asiático, explica, ha dedicado los últimos siete años a hacer más eficiente el uso de sus materias primas, lo que se ha traducido en procesos de producción más complejos y en un frenazo en el crecimiento. El petróleo y los metales pasan un difícil momento en el mercado mundial y México ha comenzado a resentirse. “México ha sido un gran perdedor en la competencia con China. La gran excepción desde la perspectiva mexicana ha sido la cadena automotriz”, apunta.
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La industria automotriz de México ha crecido aceleradamente en los últimos seis años y actualmente genera más de 15.000 millones de dólares en exportaciones. Es un rincón que ha buscado la especialización y continúa, mes con mes, su crecimiento. Todavía incomparable con el de la industria china del motor, pero suficiente para convertirse en el líder de la industria en América Latina y un importante proveedor para Estados Unidos. Por otro lado, está la industria aeronáutica que en los últimos 10 años ha conseguido una importante expansión en el territorio mexicano y un crecimiento anual del 15%. Un sector que se ha acomodado cerca de la frontera con Estados Unidos y ha aprovechado la pertenencia de México al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés).
“La economía mexicana está preparada para la caída del coste de las commodities”, señala Juan Pablo Castañón, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex). Castañón apunta también al impulso de los productos mexicanos en la producción interna de México. “Si mexicanizamos la cadena de valor, podemos ser más profundos y llevar una integración que genera más valor”. Un momento, sugiere el representante de los empresarios mexicanos, para salir de la dependencia y también dar una vuelta de tuerca al modelo productivo mexicano.