“¿Se fue así, nomás? ¿Nadie escuchó en la prisión que construían un túnel bajo sus pies? Se me hace raro, compadre, qué quiere que le diga”, dice Agustín Chávez, de 68 años, el portero de un edificio que pasa buena parte del día escuchando la radio y leyendo periódicos. En un país con tendencia a desconfiar de la versión oficial, no son pocos los que dudan de lo que el Gobierno mexicano ha contado sobre la rocambolesca fuga de una cárcel de máxima seguridad de Joaquín El Chapo Guzmán, uno de los mayores narcotraficantes del planeta. El 77% de los mexicanos, según una encuesta de Parametría, cree que contó con la complicidad de las autoridades en su evasión.
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El líder del cartel de Sinaloa estaba encerrado en El Altiplano, una prisión donde han purgado condena los criminales más destacados de México. Se creía que era un fortín inexpugnable, bajo siete llaves. Nadie había conseguido huir jamás. Hasta que lo logró a quien la prensa anglosajona conoce comoShorty. Cerca de las nueve de la noche del 12 de julio, según registraron las cámaras de seguridad, el Chapo huyó por una trampilla abierta en la ducha de su celda que lo conectó con un túnel, ventilado, con luz eléctrica y sobre el que discurría una moto con raíles. El pasadizo lo condujo hasta la calle. “Si fue así, ¡fue una genialidad!”, dice el dentista Carlos Fajardo.
Sin embargo, existe entre la población la sospecha de que la escapada pudiera haber ocurrido de otra forma. Tres de cada cuatro mexicanos considera que hubo connivencia del poder en esta espectacular huída, digna de la saga de Ocean’s Eleven. Solo el 17% de los encuestados cree que fue obra exclusiva de su grupo criminal. De hecho, cuatro de cada diez mexicanos estima que se largó de otra forma y que por tanto la historia del túnel no es más que un montaje. “Se fue por la puerta. Te lo digo yo: por la puerta”, señala Valentín Flores, camarero de 26 años.
No existe el menor indicio de que fuera así pero estas opiniones demuestran la creciente desconfianza de los mexicanos respecto a la versión de su Gobierno,desacreditado tras dejar escapar al gran villano mexicano. La encuestadora considera también muy relevante que el 40% crea que recapturarlo no serviría para nada. “Representa una pérdida de confianza en las autoridades y el sistema judicial”, opina Parametría en función de los resultados de la encuesta. No en vano, el Chapo ha escapado ya dos veces de prisiones de máxima seguridad, la primera en enero de 2001. Ahí, sí, por la puerta principal y con la complicidad de los jefes de la cárcel.
Cada vez son más los mexicanos que tienen una mejor opinión del Chapo, pese a que este ha estado implicado de manera directa en las sangrientas batallas entre carteles por el control del territorio que se desataron tras la guerra contra el narco que emprendió el presidente Felipe Calderón. La confrontación ha costado la vida a decenas de miles de mexicanos. El 17% tiene una buena o muy buena opinión de él. Son legión los fascinados por su historia de bandolero, hombre que se burla de la ley, que construyó un imperio a pesar de haber nacido en la pobreza en un pueblo remoto de las montañas. Su fuga no ha hecho más que agrandar el mito de inalcanzable que lo rodea.