19 de 21 cárceles municipales de Jalisco tienen un hacinamiento que deja al descubierto una vulneración a los derechos humanos de los procesados, porque en tres cuartas partes de esos casos, los reos de baja peligrosidad y por faltas administrativas pueden ser acosados por criminales de alto riesgo. Además, no siempre se les brinda de comer ni el espacio suficiente para poder dormir.
Esas fueron algunas conclusiones a las que se llegó en la investigación realizada por la Comisión de Seguridad en el Congreso del Estado. Su presidente. José Luis Munguía Cardona, hace un llamado a la Fiscalía General del Estado para que trate de resolver los procesos judiciales lo antes posible. Y pide que se revisen las condiciones en las que se encuentran estos centros de reclusión.
«La mayoría de las cárceles municipales están muy por encima de lo que puede ser su capacidad. Definitivamente la mayoría fueron creadas para faltas administrativas, no para que una persona pueda estar purgando sus penas o a la espera de su sentencia», dijo el legislador, quien afirmó que no existen condiciones de reinserción social porque si las instancias no cuentan con espacio para dormir o comer de una manera digna, los reos carecen de espacios para trabajar o hacer un deporte que les evite la generación de enfermedades.
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«Mucho hemos cuestionado el presupuesto que se le da a la Fiscalía, sabemos de las necesidades pero no todo es la Fuerza Única del Estado. No todo el presupuesto debería de ser para rotular las patrullas, hemos visto una serie de situaciones… y la verdad es que (las cárceles municipales) es una carga importante para los municipios».
En 2013, la Comisión Estatal de Derechos Humanos alertó que en 70 por ciento de las cárceles municipales tienen sus instalaciones en un estado de regular a malo, especialmente en lo que se refiere a pintura y ventilación. La institución pidió que los baños reúnan las condiciones adecuadas para que los internos puedan satisfacer sus necesidades fisiológicas en el momento oportuno y de forma digna, lo que en ocasiones no sucede, «ya que por el hacinamiento que existe hay poca o nula privacidad en los baños y regaderas o, peor aún, muchas de estas cárceles municipales carecen de esos servicios para las mujeres, pues los espacios destinados para ellas en ocasiones solo constan de un cuarto, sin baño ni regadera, por lo cual tienen que ser llevadas a otros lugares».