Donald Trump está dividiendo una vez más a los otros precandidatos republicanos con su exhortación a reescribir la Constitución para deportar a millones de inmigrantes que viven sin permiso en Estados Unidos y obligar a que México pague un muro fronterizo.
Scott Walker, gobernador de Wisconsin, adoptó parte del plan el lunes, pero otros aspirantes a la nominación presidencial como Chris Christie y Carly Fiorina desestimaron algunos elementos por considerarlos impracticables.
La propuesta de Trump sobre inmigración, su primer plan formal de políticas desde que anunció su precandidatura en junio, obtuvo el lunes elogios de los miembros del movimiento conservador Tea Party, algunos de los cuales están a favor de cambiar la Constitución para revocar la «ciudadanía por nacimiento» garantizada a cualquier persona que nazca en Estados Unidos, sin importar el estatus migratorio de sus padres. Al mismo tiempo, algunas encuestas muestran que una mayoría de los estadounidenses, incluidos republicanos, están a favor de permitir que permanezcan en el país muchos inmigrantes que residen aquí sin permiso.
Trump encabeza las encuestas nacionales delante de sus adversarios de partido, y su propuesta repercutió rápidamente dentro del mismo, el cual ha enfrentado problemas con el asunto de la inmigración.
Los líderes del Partido Republicano están decididos a hacerlo atractivo para los hispanos después de la elección de 2012 en la cual Mitt Romney sólo obtuvo el 27% del voto latino. Pero muchos republicanos han adoptado un enfoque de línea dura contra los inmigrantes, tratando de ser atractivos para los votantes medulares del partido, quienes tienen un peso muy importante en las elecciones primarias de nominación y en las asambleas partidarias.
Durante una entrevista con la cadena de televisión CNN, Christie dijo que el muro o cerca a lo largo de partes de la frontera, en especial en áreas más urbanas y más difíciles de controlar, es concebible, pero «no toda la frontera; no tiene sentido». De igual manera, el gobernador de Nueva Jersey se opone a exigir a México que pague por la construcción y dijo que la sugerencia de Trump «carece de sentido».
«Y esta no es una negociación inmobiliaria. Esta es diplomacia internacional y es diferente», agregó Christie, refiriéndose al giro de los negocios de Trump. Carly Fiorina, ex directora general de Hewlett-Packard, calificó el plan del magnate sobre el muro como «completamente fuera de la realidad».
Trump no retrocedió el lunes.
«El muro funcionará», dijo cuando llegó al Palacio de Justicia de Nueva York para prestar servicio de jurado y un transeúnte le preguntó sobre la idea. El empresario pasó gran parte del día llenando formularios, al igual que otros prospectos a jurado, y esperando para ver si sería seleccionado. Al final no lo fue.
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Al igual que sus declaraciones despectivas al principio de su campaña, el nuevo plan de Trump ha sido recibido con beneplácito por conservadores enojados. Pero también ha disgustado a republicanos que ven a la población hispana de rápido crecimiento en el país como una oportunidad para demostrar sensibilidad hacia las minorías que han votado abrumadoramente a favor de los demócratas en elecciones presidenciales recientes.
Trump está pidiendo además que se elimine la asistencia federal a «ciudades refugio», como San Francisco, donde las autoridades han decidido no utilizar su fuerza policiaca para aplicar algunas leyes federales de inmigración. Esa postura también es apoyada por Jeb Bush, ex gobernador de Florida.
Lindsey Graham, senador federal de Carolina del Sur, quien también habló en la feria, calificó la propuesta de Trump como algo sin sentido, pero advirtió que además envía una señal hostil hacia los votantes hispanos.
«Uno no va a detener a 11 millones de personas y a sacarlas de país», señaló. «Eso simplemente no es práctico. Eso va a matar al Partido Republicano».
Aunque el gobernador de Ohio, John Kasich, apoya la construcción de un muro, él, al igual que Bush, respalda que se mantenga la ciudadanía por nacimiento y permitir que los inmigrantes que ya se encuentran en el país tengan una manera de obtener el estatus legal.
«Ellos son una parte muy importante de la mayoría de nuestras comunidades», dijo Kasich en Carolina del Sur. «La gran mayoría son personas temerosas de Dios, buenas, trabajadoras, y ahora ellas son parte de nuestra nación».
Fiorina dijo que el cambiar la ciudadanía por nacimiento se efectuaría en forma rigurosa.
«Requeriría aprobar una enmienda constitucional para cambiarlo. Esto es parte de nuestra 14ta Enmienda, y honestamente pienso que deberíamos poner todas nuestras energías, toda nuestra voluntad política, para finalmente lograr la seguridad en la frontera y arreglar el sistema de inmigración legal», agregó.