Entrar a pie a México por el paso fronterizo de más actividad entre el país yEstados Unidos ya no será un camino sin obstáculos para los extranjeros.
Desde el miércoles, los peatones que pasen a Tijuana desde San Diego por el cruce de San Ysidrodeben elegir entre una fila para mexicanos, a los que se deja pasar, y otra para extranjeros que deben mostrar su pasaporte, llenar un formulario y pagar 322 pesos (unos 20 dólares) por un permiso de seis meses o si van a quedarse más de una semana.
De acuerdo con The Associated Press, una docena de extranjeros hizo fila el miércoles por la noche, dirigidos por agentes que hablaban en inglés hacia seis cabinas de inspección donde sellaron sus pasaportes. El proceso de principio a fin duró unos 10 minutos.
Viajeros cumplen un protocolo similar en los aeropuertos mexicanos desde hace tiempo, pero el nuevo procedimiento en la frontera supone un gran cambio en los pasos terrestres que no fueron diseñados para interrogar a todos los que los cruzan. Peatones y conductores solían entrar a México sin tener que cumplir ningún tipo de exigencia a lo largo de los más de tres mil 140 kilómetros (mil 954 millas) de frontera con Estados Unidos.
«Se trata de poner en orden nuestra casa», dijo Rodulfo Figueroa, responsable de inmigración en el estado mexicano de Baja California, donde está Tijuana.
Los cambios, sobre los que se ha estado trabajando durante años, coinciden con el auge de Donald Trump en la carrera republicana para convertirse en candidato a la Casa Blanca. El magnate ha insistido en que México envía a delincuentes a Estados Unidos y promete construir un muro fronterizo costeado por México.
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Para el país azteca, es un paso más para cerrar una ruta empleada por delincuentes estadounidenses para desvanecerse en su territorio. Los inspectores fronterizos entrarán en las bases de datos internacionales sobre crímenes. Los conductores no sufrirán cambios y, si las filas son muy largas, también a los peatones se les facilitará el acceso.
Más de 120 estadounidenses expulsados por México este año mientras vivían en Baja California tenían órdenes de arresto en Estados Unidos, según Figueroa, delegado de Instituto Nacional de Migraciones. Algunos de los que estuvieron en esa situación el año pasado estaban en la lista de más buscados del FBI.
Pero las autoridades dijeron que los beneficios van más allá de parar a los visitantes no deseados. Un reciente huracán dejó varados en Cabo San Lucas al doble de estadounidenses de lo que pensaban las autoridades, dijo Figueroa, y el registro de extranjeros podría haber facilitado la identificación de aquellos que necesitaban ayuda.
Figueroa dijo que México puede soportar un flujo diario de unos mil extranjeros, desde los 50 actuales.
«Si la línea se atasca, decidiremos dejar pasar a todo el mundo», dijo Figueroa. «Si no podemos chequear a todo el mundo, no lo haremos».
Figueroa dijo que se cree que San Ysidro es el primer paso fronterizo terrestre con Estados Unidos que tiene una fila para que extranjeros muestren sus pasaportes y que servirá como modelo para otros que están siendo actualizados. Aurora Vega, portavoz del Instituto Nacional de Migraciones, remitió las preguntas a otros departamentos. Funcionarios del departamento de Relaciones Exteriores y de la embajada mexicana en Washington no realizaron comentarios de inmediato.
Unos 25 mil peatones (y 50 mil conductores) cruzan a diario San Ysidro por trabajo, compras u ocio pero no está claro cuántos son extranjeros en México. El servicio de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos dijo que en torno a un tercio de quienes entran en San Diego a diario son ciudadanos estadounidenses, un tercio son residentes legales en el país y el resto proceden de otros países, principalmente México. Un número desconocido tiene doble ciudadanía o residencia en Estados Unidos y México.
Ambos países enfrentan desde hace tiempo barreras logísticas para frenar las entradas a México por tierra. Estados Unidos para ocasionalmente a conductores o peatones que parten del país – principalmente para comprobar la tenencia de armas o efectivo – pero no tiene un sistema para registrar las salidas como los aeropuertos, algo que muchos consideran una laguna importante en la seguridad fronteriza.
Iniciativas anteriores para controlar más a los extranjeros que entran a México se encontró con la oposición de Tijuana, cuya economía depende en parte de los estadounidenses que visitan sus restaurantes, playas, médicos y dentistas. Las filas para entrar en Estados Unidos por San Ysidro han llegado a superar las cuatro horas de espera.
Roberto Arteaga, que en sus 28 años como vendedor callejero cerca del paso fronterizo ha preparado tacos, limpiado zapatos y vendido entradas para viajes en autobuses privados y camionetas por el sur de California, dice que pedir el pasaporte y cobrar una tasa para estancias largas envía un mensaje erróneo.
«Tenemos que dar la bienvenida», dijo durante un descanso el martes. «Va a dañar la economía de Tijuana».
Otro de los presentes en el cruce dijo que la medida llega con retraso.
«Cualquier cosa para mantener seguro el país es mejor para todos», dijo Cynthia Díaz, de Oceanside, cerca de San Diego, mientras esperaba en la fila para regresar a Estados Unidos con su nieta, que viajó a Tijuana para una endodoncia. «Es más seguro para nosotros al otro lado también».