Eran las seis y media de la tarde del lunes en Ajalpan cuando los hermanos José y David Copado Molina, dos encuestadores, preguntaban en una tienda sobre su consumo de tortillas. A esa misma hora, un vecino llamó a la policía para quejarse.
«Hay personas sospechosas en la Calle Guerrero. Están haciendo muchas preguntas», dijo el vecino anónimo, según recuerda el jefe de la policía Juan Manuel González. Una hora y media después los hermanos estaban muertos.
A las 20:00 horas en punto, un joven con el rostro tapado por un casco de motocicleta roció sus cadáveres con gasolina y les prendió fuego. La multitud que le rodeaba había hecho lo mismo con toda la primera planta del edificio de la alcaldía en el estado central de Puebla, donde dos docenas de policías habían tratado en vano de proteger a los jóvenes, originarios de la capital del país.
La muerte de los dos encuestadores que esta semana sacudió a México se debió a una serie de rumores sobre el supuesto robo de niños para traficar sus órganos que corrieron de boca en boca y se compartieron en redes sociales pese a que nadie ha presentado una sola denuncia al respecto ante las autoridades, según publica The Associated Press.
Rumores alimentados tanto por el miedo que muchos habitantes de Ajalpan sienten ante la extensión de la violencia que viven varias zonas del país como por el rencor contra su alcalde, a quien acusan de no hacer nada para evitar algo que ni siquiera se sabe si sucede.
Elsa Garcia (izq), esposa del encuestador asesinado Rey David Copado Molina, y su hermana, salen de la morgue en Tehuacan, Puebla, tras identificar el cuerpo de su esposo.
En Puebla se registran linchamientos de presuntos delincuentes que no llegan a las portadas de los diarios ni a los tribunales. La indignación provocada por este caso se debe a que casi de inmediato se supo que las víctimas eran encuestadores que solo hacían su trabajo y en medio de llamadas a evitar que la gente se tome la justicia por su mano, el estado ha asumido la seguridad del municipio y ha comenzado a detener sospechosos.
La prensa local habla de hasta 10 linchamientos en el último año en el estado, tres de ellos con víctimas mortales. No hay cifras oficiales que lo confirmen.
«El fenómeno del linchamiento o de la justicia por propia mano y la frecuencia con que se ha presentado en el estado de Puebla evidencia la fragilidad del estado de derecho», señaló la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
La policía se llevó a los dos jóvenes al ayuntamiento para intentar protegerlos, pero en minutos unas doscientas personas se reunieron frente a la puerta. De la acusación de hacer demasiadas preguntas, pasaron a señalar que habían molestado a una niña. La policía la hizo traer junto a sus padres, pero ella dijo que nunca les había visto.
Los padres salieron y trataron de calmar a la multitud. «Te estás dejando engañar, les dijeron», recordó Juan Guzmán, secretario municipal. La gente, al menos dos mil para ese momento, comenzó a apedrear la alcaldía.
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Mujeres forman dos cruces con flores en el lugar donde una turba golpeó, mató y quemó a dos encuestadores.
El jefe de la policía trató de evacuarlos hacia el piso de arriba pero la gente irrumpió en el edificio y comenzó a perseguirlos mientras saqueaba todo lo que encontraba. Los dos jóvenes estaban en estado de shock.
«Lo último que recuerdo fue que los dos hermanos se agarraban de la mano», dijo González.
Jeannette Rodríguez, de 28 años, asistía a clase de baile en el polideportivo del edificio. «Lo vi pero no participé», señaló. La joven dijo que ese no debió ser el método utilizado, pero insistió en que «algo hay que hacer» durante una reunión improvisada del Comité de Padres de la Escuela «Eufrosina Camacho» sobre el linchamiento.
A su alrededor un grupo de madres asiente y cree a pie juntillas en los rumores que provocaron el linchamiento. Compiten por poner ejemplos a cada cual más violento y grotesco sobre hechos horribles que suceden en el pueblo.
«Hay desaparecidos, hay robos de niños, hay secuestros, hay una niña que apareció hace ocho días vaciada sin sus órganos», aseguró Gabriela Vázquez, presidenta del Comité de padres que también dice ser una agente de la policía que trató de salvar la vida de los encuestadores.
Trabajadores reunidos en el Palacio Municipal, varios días después de que una turba golpeara, matara y quemara a dos encuestadores en Ajalpan.
«Las autoridades dicen que no, pero todo eso pasa, es verdad», aseguró la mujer que llevaba las piernas vendadas y que dice fue por los golpes que le propinaron los linchadores.
Un día antes del linchamiento, en el grupo de Facebook del pueblo, llamado «Ajalpan Actual» y con casi cinco mil seguidores, se publicó que una niña desapareció. Días antes, la página «Ajalpan» de la misma red pedía compartir un mensaje: «en las últimas dos semanas se ha reportado la desaparición de dos chicas de 15 años aproximadamente. Recomendación de reportar a los vehículos y/o personas sospechosas. Por favor no nos quedemos callados y si vemos algo actuemos, reporten carros y placas etc. debemos cuidarnos entre nosotros».
El secretario municipal Juan Guzmán, dijo a The Associated Press que no hay una sola denuncia formal presentada. «Quienes gestionan las redes sociales cometen una gran irresponsabilidad divulgando información falsa», comentó.
«El pueblo vivirá con remordimiento sabiendo lo que ha hecho», dijo Vázquez, la madre y agente policial.