El gobierno de Estados Unidos emitió el viernes nuevas reglas de seguridad para impedir brotes masivos de intoxicación alimentaria como los que ocurrieron en la última década y que estuvieron vinculados con espinacas, melones, pepinos y otros alimentos contaminados, según informó Associated Press.
Según las reglas, el gobierno supervisará la producción de las granjas. Eso significa, por ejemplo, asegurarse de que los trabajadores sean instruidos de lavarse las manos, que se examine el agua de irrigación a fin de impedir bacterias perjudiciales e impedir que los animales silvestres defequen en los campos de cultivo.
La mayoría de los agricultores y procesadores de alimentos siguen prácticas de seguridad adecuadas, pero las reglas buscan hacer énfasis en la prevención, en un sistema que ha sido mayormente reactivo después de brotes masivos.
Los Centros para Control y Prevención de las Enfermedades calculan que 48 millones de personas -1 de cada 6 en Estados Unidos- enferman cada año por intoxicaciones alimentarias, que causan unas tres mil muertes.
El gobierno de Barack Obama ha instado al público a comer más frutas y verduras, de modo que es esencial garantizar la seguridad de esos productos.
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La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) ha debatido cómo redactar las reglas desde que el Congreso las aprobó en 2010. La agencia trató de establecer un equilibrio entre seguridad alimentaria y regulación de granjas que ya tienen medidas de seguridad en vigencia.
La agencia nunca había tenido tanta autoridad para supervisar el cultivo de alimentos. La FDA propuso las reglas sobre los vegetales en 2013, pero las reescribió el año pasado después que algunos agricultores dijeron que serían demasiado onerosas.
Las reglas requieren que los agricultores examinen la calidad del agua de irrigación, entrenen a los trabajadores en las mejores prácticas de salud e higiene y que vigilen la posible intrusión de animales en los cultivos, entre otras medidas.
En comparación con las reglas propuestas inicialmente, las actuales requieren medidas menos exigentes para la calidad del agua de irrigación y reduce la frecuencia de los exámenes. La industria orgánica manifestó preocupaciones por las reglas, especialmente debido a que muchos agricultores orgánicos utilizan estiércol como fertilizante y tratan el agua de irrigación con menos sustancias químicas.