Tras cuatro días cerradas por una alerta ante un posible atentado en Bruselas, las escuelas de la capital belga reabrieron sus puertas el miércoles con una seguridad reforzada, incluyendo policías armados con ametralladoras.
Aunque la ciudad sigue en estado de máxima alerta por amenaza terrorista, que supone que la posibilidad de un ataque es grave o inminente, los colegios y las estaciones de metro recuperaban la normalidad el miércoles.
Esto devuelve un cierto sentido de normalidad a Bruselas, que en los últimos días ha visto como algunas áreas quedaron desiertas luego de que el pasado sábado se elevase al máximo el nivel de alerta. Se espera que la advertencia siga en vigor hasta el lunes, a menos que se den acontecimientos relevantes como la captura de sospechosos vinculados a los ataques del pasado 13 de noviembre en París.
En el College Saint-Jean-Berchmans de Bruselas, algunos padres daban a sus pequeños un rápido beso antes de dejarlos a las puertas del centro, custodiadas por agentes de policía, entre ellos uno con una ametralladora a la vista. Entre los estudiantes matriculados en el colegio está la princesa Eleonora de Bélgica.
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«Incluso aunque suceda algo en París o Bruselas, ellos tienen que regresar al colegio», apuntó explicando que había pedido a sus hijos que estuviesen mucho más atentos e informasen a sus profesores si veían algo raro.
En otras escuelas de la región, los responsables enviaron cartas y correos electrónicos a los padres explicando las medidas de seguridad que se habían tomado por orden policial, como limitar el acceso al centro o impedir que los niños jueguen o se reúnan en espacios abiertos como los patios.
Annelaure Leger, madre de dos pequeños, explicó que ni ella ni sus hijos estaban preocupados por la inminencia de un ataque porque «si (el gobierno) deja que los niños vuelvan a la escuela, entonces las cosas deben estar bien».