Algunos de los chefs más prestigiosos de Italia dejarán los fogones de sus restaurantes de lujo para preparar mañana una comida benéfica de Navidad a cientos de presos y sus familiares en varias cárceles del país.
Una ambrosía para el paladar de los reclusos gracias a una iniciativa celebrada en el marco del Jubileo de la Misericordia, que permitirá a los presos festejar una Navidad diferente con la presencia de sus familias y de las estrellas de la cocina italiana.
«Si los presos no pueden ir a restaurantes en Navidad, los chefs de los restaurantes más destacados de Italia van a ellos», dijo el presidente del movimiento religioso «Rinnovamento nello Spirito Santo», Salvatore Martinez, uno de los promotores del evento.
Las elegidas son la cárceles romanas de Rebibbia (Roma) y el centro de menores Casal del Marmo; Pagliarelli, en Palermo (Sicilia); Opera, en Milán (norte) y Sant’Anna, en Módena (centro).
Las cárceles de Palermo y Milán son consideradas de máxima seguridad por establecer un estricto régimen de visita a familiares, por lo que «para los presos el verdadero regalo de Navidad es la visita de sus familiares más que los chefs o los cómicos invitados», dijo Martínez.
«Hay gran expectación entre todos los presos, no sólo entre los creyentes, y sienten satisfacción de que no se les haya olvidado y se les restituya la dignidad que demanda el papa con los presos, a los que siempre dedica una atención especial», apuntó Martínez.
La prisión romana de Rebibbia será el escenario de la cocina del chef del prestigioso restaurante La Pergola -tres estrellas Michelín-, el alemán Heinz Beck, que cocinará para 340 presos un menú con «creativos platos de gusto mediterráneo».
Los presos de Rebibbia podrán degustar estas Navidades un menú de lujo compuesto por: gnocchetti cacio e pepe (queso pecorino y pimienta) con espuma de guisantes y langostinos con lima; carrillera de ternera con achicoria y burrata, y esfera de frutas del bosque sobre cremoso de chocolate.
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«La idea es hacer converger a los primeros con los últimos, a los más reputados con los que tristemente son los marginados de la sociedad», subrayó Martínez.
«Comer y convivencia significa estar bien», apuntó el chef de La Pergola, y añadió que «rara vez en una mesa donde se come y se bebe bien se discute, porque la comida es un instrumento de comunicación que une a las personas haciéndolas sentir parte de la sociedad».
Al centro de menores mixto Casal del Marmo, en Roma, se desplazará el chef del Bistrot Bio, Marco Moroni, que cocinará para 70 internos.
A la cárcel de máxima seguridad de Milán, Opera, acudirá el chef del restaurante Oste e Cuoco, Filippo La Mantia, que preparará una comida para 250 personas entre presos y familiares.
Además, en la prisión de Sant’Anna cocinará el almuerzo uno de los cocineros que participó en la edición italiana del concurso de cocina Master Chef Carmine Giovinazzo.
Por último, la penitenciaría Pagliarelli acogerá en su cocina al chef Giampiero Colli, además de llevar a los maestros pasteleros Giovanni Cappello y Francesco Perrone, quienes prepararán en vivo dulces típicos sicilianos que podrán degustar los presos.
La iniciativa comenzó el año pasado con Filippo La Mantia, quien preparó en Nochebuena para las mujeres de la cárcel romana de Rebibbia una inmensa mesa repleta de «delicatessen» para 304 internas y sus hijos.
La Mantia, que estuvo preso en la prisión de Palermo ocho meses por un malentendido tras un tiroteo en la capital de Sicilia, confesó en la presentación de la iniciativa que durante su estancia en la cárcel «solía recordar la vida familiar y las comidas juntos, el olor de la comida doméstica recién preparada».