El presidente Enrique Peña Nieto llevo a cabo cambios en su gabinete. Nombró a Mikel Arriola en el IMSS, a José Narro en la Secretaria de Salud y a José Antonio González Anaya, en Pemex. De los tres cambios destaca por su importancia estratégica para las finanzas públicas el caso de Petróleos Mexicanos.
El cambio en la dirección de Pemex se realiza después de que la empresa ha transitado en los tres últimos años por circunstancias internas y externas que afectaron su operación y rendimiento. Hace más de dos años fue el centro de la reforma energética que se concretó como parte de la reforma estructural que emprendió el gobierno por medio del Pacto por México y que significó la incorporación de nuevos jugadores a la industria petrolera que por décadas, estuvo reservada de manera exclusiva para el Estado.
El nuevo escenario de Pemex implicó hacer ajustes en su estructura laboral y al mismo tiempo que hacer más productiva a la empresa, para alinearla en una realidad de competencia como no había tenido antes. Aparentemente estos planes se vieron obstaculizados por el declive de los precios internacionales del petróleo lo que afectó a las finanzas públicas, que aún mantienen una fuerte dependencia fiscal de los ingresos que reporta Pemex por concepto de exportaciones.
Durante los poco más de tres años en los que estuvo al frente de Pemex Emilio Lozoya, la empresa “cayó 12 por ciento al pasar de 2 millones 577 mil barriles diarios que tenía en diciembre de 2012 a 2 millones 259 mil barriles en enero de 2016. El endeudamiento neto de la empresa pasó de 6.1 mil millones de dólares a 15 mil millones de dólares en 2015. El precio de la mezcla mexicana de exportación llegó a su máximo en junio de 2014 al alcanzar 102.41 dólares por unidad, para luego enfrentar la debacle que llevó a la cotización actual de 25.7 dólares.”
Expertos en finanzas comentan que una de las causas del cambio en Pemex es que no se cumplió con la totalidad del recorte de 62 mil millones de pesos que ofreció en 2015, le faltó recortar 23 mil 209 millones. Además “acumuló una pérdida de 352,000 millones de pesos al cierre del tercer trimestre del año, con un patrimonio negativo de 1.1 billones de pesos.”
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En este contexto, en días recientes el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, y el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, demandaron la reestructuración en el gasto de la empresa.
El secretario Luis Videgaray, en rueda de prensa, informó que para 2017 se adoptarán medidas preventivas para enfrentar la volatilidad financiera internacional lo que incluye un recorte en el gasto federal y el ajuste financiero de Petróleos Mexicanos (Pemex) y la contratación de coberturas petroleras para garantizar los ingresos públicos para el próximo año.
Por su parte el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens en entrevista radiofónica se refirió a la necesidad de ajustar el gasto. “Creemos que, efectivamente, debe haber un ajuste en el gasto público; en primer lugar en Petróleos Mexicanos, es algo que anunciamos ya hace un par de semanas, que se está trabajando en la empresa a partir de la instrucción del consejo de administración, y que esperamos que en los próximos días se dé a conocer”.
El nuevo director general de Pemex, José Antonio González Anaya, llega a la empresa cuando atraviesa por la mayor pérdida financiera de su historia, la menor producción en 25 años, la caída de 48% en sus ingresos por exportación, entre otros. El reto será transformar a Pemex en una empresa competitiva con finanzas sanas en un entorno precios internacionales del petróleo a la baja.