La vida en el municipio de San Fernando, Tamaulipas, poco a poco retoma su normalidad después de ser uno de los municipios más afectados por la delincuencia y considerado un pueblo fantasma producto del desplazamiento de personas que ocasionó la disputa entre los cárteles y la matanza de 72 migrantes en agosto de 2010.
En su pequeño centro ya se aprecia el paso de gente, vendedores y escolares que caminan con la presencia del Ejército y policía estatal; mientras que en la zona comercial ya hay abasto de productos y movimiento de clientela, pero en las noches esta situación cambia radicalmente, el pueblo, literalmente, se vuelve a morir.
Sus habitantes toman en cuenta las recomendaciones que el gobierno del estado emite para prevenir situaciones de riesgo y a partir de las nueve de la noche las calles se vacían, como lo explica Verónica Alanís, víctima de la delincuencia que vivió el secuestro de dos familiares hace seis años.
“Sí, sabemos que hay peligro y riesgo de salir a altas horas de la noche simplemente por motivos de enfermedad, trasladarnos a un hospital o algo; tener los medicamentos necesarios en nuestra casa, los alimentos para no tener que salir sin necesidad. Ser muy prudentes y nunca salir a altas horas de la noche, entre 20:00 horas o 21:00 horas ya estamos en casa”, dice.
San Fernando quiere ser el mismo de antes y las autoridades aseguran que la matanza de los 72 migrantes y cuyos cuerpos, con el tiro de gracia, fueron encontrados en una bodega cercana al ejido 6 de enero, se tomó en cuenta para poner atención a lo que sucedía en la zona. Hoy el alcalde priista Mario de la Garza confirma que los desplazados por la violencia de los cárteles comienzan a volver a sus comunidades y, de acuerdo con la oficina fiscal estatal, del año pasado a la fecha se han reabierto 400 negocios.
También la procuraduría del estado confirma que se redujeron hasta 80 por ciento las extorsiones a ciudadanos, el principal delito en la región.
“Sí hubo muchos negocios en aquel tiempo que cerraron sus puertas, era muy difícil la extorsión, es mi obligación decirlo, pero nos hemos ido levantando, hemos ido avanzando en el tema de seguridad. Que los comercios estén abriendo es una señal de confianza, es una señal de que se está avanzando, es una señal de que hay algunos detalles todavía, estamos con todas las ganas del gobierno federal y del estado para seguir avanzando”, dijo De la Garza.
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El año pasado se decidió retomar la fiesta del pueblo, tras 11 años de cancelarla por la inseguridad, y en 2014 se obtuvo el Récord Guinness al coctel de camarón más grande del mundo, con lo que se incrementó el turismo de 12 mil a 24 mil personas el año pasado.
“Hubo un tiempo en que nadie quería venir a San Fernando, hoy es una realidad que están viniendo artistas, se está recuperando el municipio y estamos preparando el aniversario 267 y después vamos a tener la feria del mar con artistas que les ha dado confianza venir a San Fernando”, dice el acalde.
El lugar es el paso obligado para las personas que se dirigen a los municipios fronterizos de Matamoros y Reynosa, es el principal retorno de los repatriados de Estados Unidos a México, y es el paso de los migrantes que van para Texas. Eso lo hace una zona fértil para la disputa del territorio. Por ello, en el punto conocido como el cruce de la muerte, en la conocida “Y”, donde se dividen los caminos hacia estos municipios fronterizos, prevalece un reten federal que revisa el paso de vehículos, tráileres y coches.
Los federales detienen las camionetas de lujo y los autos ostentosos y pasan por rayos X, y después se revisan y se comprueba su procedencia; también los autobuses se inspeccionan y se les pide a los pasajeros bajarse y mostrar sus identificaciones y se les pregunta adónde se dirigen. Todos van a la frontera.
Para llegar al lugar donde se asesinaron a los migrantes centroamericanos se pasan kilómetros de terracería y decenas de hectáreas de sorgo, el principal recurso de San Fernando. La bodega, la cual está a disposición de la autoridad, se encuentra abandonada y ya se ha alterado la escena del crimen con una camioneta quemada y abandonada que se encuentra en esa misma bodega y que antes no estaba.
En las próximas semanas se inaugurará una base de la Marina Armada de México, además del cuartel militar que se ubica en la zona a raíz de la matanza de San Fernando, para blindar el acceso al mar, otro de los privilegios de los que goza el municipio, al tener desembocadura al mar por la playa La Carbonera y la laguna de agua salada, considerada la más grande del mundo y uno de los puntos donde el narco tomaba el control para el trasiego de droga.