¿De qué tamaño es la izquierda mexicana? Esta pregunta ronda en la cabeza de muchos por un simple motivo: sus votos y simpatías se encuentran desperdigados en cuatro partidos políticos. Los dos principales, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el Movimiento de Regeneración Nacional(Morena), se encuentran enfrascados en una batalla fratricida rumbo a las presidenciales de 2018.
En los últimos doce meses, 21 de los 32 Estados del país han acudido a las urnas a elegir gobernadores, diputados locales y alcaldes. Los procesos electorales de 2015 y 2016 han dejado un retrato de la izquierda y, sobre todo, han perfilado la dimensión de Morena, el vehículo que Andrés Manuel López Obrador utiliza para ser candidato a la presidencia por tercera ocasión. En los últimos comicios, del 5 de junio, Morena consiguió el 20% de los votos frente al 14% del PRD.
A pesar del crecimiento de Morena, que nació como partido político el verano de 2014, el dominio territorial e institucional continúa en manos del PRD, que por sí solo gobierna cuatro entidades (Ciudad de México, Morelos, Michoacán y Morelos). En el último año, el PRD ha ganado 235 alcaldías y 110 diputados locales a lo largo del país. Morena, en cambio, rozó el triunfo en las elecciones de Veracruz, pero sigue sin conseguir un gobernador. La organización estará al frente de menos de una treintena de ayuntamientos y tendrá 74 legisladores locales.
“El avance de Morena en innegable. Ganó en Ciudad de México y ha estado muy cerca de alcanzar la gobernatura en Oaxaca y Veracruz, un Estado que no era una de sus prioridades. Está consiguiendo consolidar votos a través de un discurso de oposición creíble”, destaca Mariana Mesa, investigadora del Centro de Investigación para el Desarrollo (CIDAC). El triunfo el año pasado en las legislativas de la capital fue un espaldarazo a su apuesta electoral, a la vez que un duro golpe al PRD, que ha dominado tradicionalmente el corazón de México. “Otra lectura importante es su excesiva dependencia de la figura de López Obrador, lo que explica su victoria en la capital y la derrota en otra de sus plazas clave: Zacatecas. Allí partían como favoritos, pero aún no cuentan con la logística ni con la experiencia suficiente”, añade la académica.
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Contados los votos a gobernador, las elecciones más concurridas, el PRD consiguió 1.336.618 votos en los nueve estados que eligieron nueva autoridad estatal en 2015. Morena, que debutaba en elecciones, quedó muy rezagado con 287.137 sufragios. Un año después, sin embargo, las cosas cambiaron en las 12 entidades con elecciones a gobernador. El PRD obtuvo 2.3 millones de sufragios, frente al 1.7 millones de los lopezobradoristas. La mayor cantidad de votos para el PRD, sin embargo, vino de los Estados donde se aliaron con el PAN. Si se sustraen estos sufragios, Morena superó al PRD.
“Estas alianzas son 100% pragmáticas y electoralistas. Le ha permitido ganar poder en Estados nada proclives como Puebla o Sinaloa. Pero a la vez es un síntoma de debilidad. Todas las candidaturas conjuntas de este año estaban lideradas por los nombres del PAN. Además es una señal ambigua para su electorado clásico, un mensaje de que sólo buscan votos y no tienen la capacidad de mantener la bandera de la izquierda con sus propios candidatos”, apunta Mariana Mesa.
Quizá la síntesis que mejor da la medida de la musculatura nacional de ambos partidos podría desprenderse de los votos para la Cámara de Diputados federal, en 2015. El PRD logró 60 diputados gracias a sus 4.3 millones de votos (el 10,87% de la elección). Morena rebasó los 3.3 millones de votos (8,39%) y obtuvo 36 legisladores. La izquierda tradicional resiste, de momento, el envite electoral de la alternativa, pero atraviesa una crisis aguda. Una nueva disputa para ambas organizaciones llegará en 2017, con tres elecciones locales. La joya de la corona es el Estado de México, el semillero de votos más grande del país y un preciado botín rumbo al 2018. El PRD deberá mostrar solidez en la entidad, donde domina 16 alcaldías frente a una solitaria de Morena. Será un inmejorable escenario para poner a prueba la supuesta fuerza de Morena, que se resume en cuatro palabras: Andrés Manuel López Obrador.