La Sierra Madre Occidental es mundialmente conocida por su potencial de siembra de amapola, pero en ella también corre el agua de la presa El Salto, atractiva no solo para la pesca comercial, sino también porque es un destino turístico para extranjeros que, sin importar su ubicación, acuden cada año a pescar lo que en ningún otro lugar pueden hacer.
Informes de Naciones Unidas señalan que en el Triángulo Dorado, que abarca Sinaloa, Durango y Chihuahua, hay 12 mil hectáreas de cultivo de amapola.
En ese mismo sitio se obtienen hasta mil 300 toneladas de tilapia y lobinas de más de cuatro libras, que las hacen las favoritas de los pescadores deportivos.
La lobina es la especie de agua dulce que hace a los turistas extranjeros dejar de lado las alertas sobre inseguridad o la mala fama que tiene el Triángulo Dorado, el cual fue, hasta su captura, el escondite del líder del cártel de Sinaloa, Joaquín El Chapo Guzmán.
A la orilla de la presa El Salto es posible ubicar diversos campamentos que para los turistas extranjeros son lo suficientemente atractivos como para acudir cada año a encontrar la mejor calidad de lobinas. Mejor incluso que en países como Brasil, Costa Rica o EU.
Sin embargo, desde 2009, a consecuencia primero de la inseguridad, luego una mala campaña sobre el impacto de la influenza y además la crisis económica, el número de turistas que llegan a Mazatlán para trasladarse a realizar pesca deportiva en Sinaloa se ha visto disminuido.
Juan López, responsable de Inspección y Vigilancia, explicó que en El Salto conviven la pesca comercial con la deportiva. Solo en la última temporada fueron capturadas mil 300 toneladas de tilapia para su comercio en la región, superior al estimado para el tamaño de la presa que es de 900 toneladas.
Sin embargo, advierte que es necesario que haya más proyectos productivos para los pescadores durante la veda, periodo que dura cuatro meses, donde no hay actividad económica en la zona. Aunque las cooperativas gestionan seguro social y apoyos para la compra de motores para las lanchas, una parte la ponen los pescadores y otra la Sagarpa.
En materia de seguridad, considera que hace falta una mayor presencia policiaca en la región, pues aunque no se han registrado incidentes de violencia, es necesario garantizar que la actividad comercial y turística pueda realizarse sin riesgos.
“La manera en que queremos proteger todo esto es que el gobierno ayude a que la gente no delinca, porque la delincuencia viene por falta de recursos económicos. Aquí es lo que queremos, que siga tranquilo, que la gente esté bien y las familias se mantengan”, dice.
Hasta 8 mil quincenales
Entre septiembre y mayo, un pescador puede llegar a ganar hasta ocho mil pesos quincenales. Gerardo Haros es un joven que bajó de una comunidad cercana a la presa El Salto. Hoy es socio de una de las cooperativas pesqueras de la región y al mismo tiempo incursiona como guía para los turistas extranjeros que acuden a Sinaloa a la pesca de la lobina.
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“Ser socio de la cooperativa nos trae muchos beneficios, cotizamos al seguro social y tenemos lanchas personales, papeles, estamos registrados en Sagarpa y bajamos muchos proyectos. Me ha ido bien. Hemos estado en nivel más alto de todo el mundo, es la presa número uno en captura de lobinas y tilapias”, destaca.
Más seguros que en Houston
John Reigner es un ciudadano estadounidense que no falla cada año en su visita a El Salto. Ahí logra pescar en cantidad y calidad. Con un grupo de amigos, jubilados de una empresa petrolera en Houston, dedica una semana al año para viajar a Mazatlán y trasladarse por tierra más de cien kilómetros hacia el norte de Sinaloa hasta el municipio de Elote, donde se encuentra la presa. En cuatro días pesca 40 horas.
No está preocupado por la inseguridad o las alertas de viaje que hay por la inseguridad en México. Tampoco porque a unos kilómetros de ahí, en Cosalá, donde en octubre de 2015 se realizaron operativos de búsqueda de El Chapo Guzmán. Incluso, a unos kilómetros de El Salto se instaló por meses un campamento de la Marina que se desplegó por la zona para rastrear al capo.
“Me siento más seguro que en el centro de Houston. La inseguridad es algo que tienes presente porque se dice mucho sobre ella. La gente en la presa es muy agradable y servicial, no me preocupo para nada. Me preocupo más si voy a Nueva York o Chicago”, asegura el pescador estadounidense.
Billy Chapman, dueño de uno de los campamentos en la ribera de la presa, sostiene que El Salto es particularmente rica, pues es una presa que ofrece calidad y cantidad.
Derrama millonaria
La Secretaría de Turismo no cuenta con información propia sobre la pesca deportiva en México, pero estudios de Sagarpa, Conapesca y la Federación Mexicana de Pesca Deportiva revelan que esta actividad arroja una derrama económica de dos mil 500 millones de dólares anuales.
Según la Subsecretaría de Innovación y Desarrollo de la Sectur, a partir de estudios de la Billfish Foundation, entre 2007 y 2008 cerca de 250 mil visitantes extranjeros acudieron solo a Los Cabos en Baja California Sur para practicar la pesca deportiva. En promedio el gasto de cada turista fue de mil 785 dólares.
Hubo ventas al menudeo por 633 millones de dólares, 24 mil 426 puestos de trabajo, 245.5 millones de pesos en impuestos, derechos locales, estatales y federales, además de mil 125 millones de dólares por la actividad económica.
En El Salto, cada turista gasta mil 600 dólares por 40 horas de pesca, además de que están obligados a dejar propinas de 50 dólares a cada una de las personas que prestan sus servicios arriba de las lanchas.
De la pesca comercial dependen 500 familias de las comunidades que rodean a esa presa. Son 220 pescadores que se benefician también siendo guías de los turistas.