Tras su doble derrota en las elecciones gallegas y vascas, el líder socialista, Pedro Sánchez, se encontraba este lunes bajo presión máxima para que deje gobernar a Mariano Rajoy y termine el bloqueo político en España.
Los comicios del domingo en Galicia y País Vasco cumplieron los peores pronósticos para los socialistas, superados en ambos casos por Podemos y sus aliados.
Al mismo tiempo, los resultados reforzaron al Partido Popular, que se impuso con mayoría absoluta en Galicia y salvó los muebles en el País Vasco, empatando en número de escaños con el PSOE.
Sánchez respondió enérgicamente a esas presiones y este lunes compareció ante la prensa para anunciar que mantiene su inamovible «no» a Rajoy y que se jugará el cargo en unas primarias que ha solicitado para el 23 de octubre.
«Jamás un ‘no’ como el ‘no’ del Partido Socialista al señor Rajoy está más justificado», apostilló.
Según argumentó, el PSOE no debe situarse «en una posición subalterna al PP» facilitándole el Gobierno.
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Por el contrario, dijo Sánchez, el PSOE debe con sus 85 legisladores, buscar un Gobierno alternativo con otras formaciones, como Podemos.
«Hay que intentarlo, y lo vamos a intentar», prometió.
Con los malos resultados cosechados en Galicia y el País Vasco, a Sánchez le llueven las presiones para que desista de un proyecto que requeriría pactar con Podemos y también con los nacionalistas catalanes, quienes insisten en celebrar un referendo de independencia inaceptable para el PSOE.
Rajoy no quiso arremeter contra Sánchez y se limitó a decir este lunes que su partido «va a seguir intentando (formar Gobierno) porque es su obligación», al tiempo que criticó el «lamentable espectáculo al que estamos asistiendo» con la actual parálisis política.
Incluso desde las filas socialistas, varios dirigentes autonómicos cuestionan la pretensión de Pedro Sánchez de formar Gobierno y le hacen ver que debería resignarse a la oposición.AFP