Los socialistas españoles se encontraban este jueves inmersos en una lucha fratricida tras el intento de forzar la dimisión de su líder, Pedro Sánchez, mientras Mariano Rajoy espera aprovechar la situación para volver a ser presidente del Gobierno.
Sánchez se niega a dimitir y reunió este jueves en la sede central del partido en Madrid a lo que queda de la Comisión Ejecutiva Federal, órgano directivo del partido, del que dimitieron en bloque el miércoles 17 miembros críticos con su gestión. De momento, no se ha pronunciado.
Los renunciantes y otros dirigentes socialistas discrepan de la estrategia de Sánchez de intentar formar un gobierno alternativo al del Partido Popular (PP) de Rajoy, presidente en funciones desde diciembre de 2015. Y le piden que permita gobernar a estos para darle tiempo al PSOE de fortalecerse desde la oposición tras cosechar en el último año los peores resultados electorales de su historia a nivel nacional y en algunas autonomías clave, como Cataluña, País Vasco y Galicia.
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Tras la maniobra del miércoles, el PSOE se encuentra empantanado en una guerra fratricida, en la que los detractores de Sánchez desconocen su autoridad y lo llaman a reconocer oficialmente su caída.
En ese sentido, Verónica Pérez, presidente del Comité Federal del PSOE, el ‘parlamento’ del partido, fue este jueves a la puerta de la sede nacional para presentarse ante la prensa como «la única autoridad» existente en el partido, y censuró la decisión de Sánchez de «atrincherarse» en el cargo.
Más allá del futuro inmediato de Sánchez, la pregunta está en ver si esta grave crisis en el PSOE desbloquea la situación política en España. El PP ganó sin mayoría absoluta los comicios del 26 de junio, por lo que necesita apoyos externos para mantenerse en el poder.
Hasta el momento no ha logrado sacar adelante la investidura de Rajoy por la oposición frontal de Sánchez, que jura y perjura que no entregará el Gobierno a un partido que acometió numerosos recortes en los años de la crisis y está citado en graves casos de corrupción.
Si no hay un acuerdo de Gobierno para el 31 de octubre, se tendrán que convocar nuevas elecciones generales, las terceras en un año, algo nunca visto en España.
Ante el debilitamiento de Sánchez, artífice de este ‘no’ rotundo a Rajoy, el politólogo Pablo Simón cree no obstante que «las probabilidades de que no haya terceras elecciones se han incrementado».
Y añade que el líder socialista se ha quedado «muy solo», ya que «ha perdido todos sus apoyos internos orgánicos al margen de la militancia» y «no tiene apoyo ni de grupos mediáticos ni de grupos políticos».
Sánchez, al frente de la segunda bancada en el Parlamento con 85 diputados (muchos menos que los 137 del PP), ha defendido su voluntad de explorar un Gobierno alternativo.
Para ello necesitaría el apoyo del mayor rival del PSOE en la izquierda, Podemos, y de los nacionalistas catalanes, que exigen un referendo de independencia rechazado de plano por los socialistas. AFP