El campamento de migrantes de Calais desapareció por completo este lunes, pero su desmantelamiento no resuelve el asunto de la llegada de refugiados a Francia, como demuestra la multiplicación de asentamientos informales en París.
Los equipos de demolición destruyeron este lunes las últimas chozas de madera y lona que seguían de pie en la famosa ‘Jungla’ de Calais.
Hasta la semana pasada, entre 6.000 y 8.000 migrantes vivían en condiciones paupérrimas en este campamento del norte de Francia, donde aguardaban una oportunidad para cruzar el Canal de la Mancha e instalarse en Reino Unido.
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Cerca de 5.000 adultos fueron realojados en centros repartidos por toda Francia durante un operativo que duró varios días.
Unos 1.500 menores de edad fueron reubicados en un centro provisional contiguo a lo que queda de la ‘Jungla’ mientras se examina su situación.
Muchos de estos menores, que viajan solos, aseguran tener parientes en Reino Unido, por lo cual, según la legislación europea, podrían hacer valer su derecho a la reunificación familiar.
Pero, apenas el campamento de Calais fue desmantelado, la atención se trasladó a París, en donde desde hace unos días los nuevos campamentos improvisados de migrantes en un barrio popular del norte de la capital no han dejado de crecer, con 2.000 personas instaladas en tiendas de campaña en plena calle.
La policía realizaba este lunes por la mañana un operativo de «control administrativo» en estos campamentos instalados en el distrito XIX de la capital, antes de una evacuación anunciada para esta semana.
Pequeñas excavadoras limpiaban secciones del campamento, tirando colchones, cartones y mantas sucias. «¿Si no nos reubican en refugios, por qué destruyen nuestras casas?», preguntaba un afgano. «No me queda nada», aseguraba otro.
Según varias asociaciones, los campamentos informales en París no han dejado de crecer desde la evacuación de Calais.
Pero para las autoridades, no hay ninguna relación entre el desmantelamiento de la ‘Jungla’ y la multiplicación de los asentamientos en la capital.
A seis meses de las elecciones presidenciales, en un intento por hacer olvidar su gestión tardía de la crisis migratoria, el presidente François Hollande prometió el sábado que ya no tolerará en el país campamentos improvisados de migrantes, como el de Calais, algo «que no es digno» de Francia.
La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, muy implicada en el tema de la acogida de refugiados, escribió una carta al gobierno francés en la que recalca la «necesidad absoluta» de desmantelar los campamentos que se forman en el norte de París, en una «situación humanitaria y sanitaria dramática».
En su misiva, Hidalgo critica que el gobierno aguarde hasta llegar a un «punto de ruptura» para actuar.
Hidalgo, española naturalizada francesa, prevé abrir en las próximas semanas un centro de acogida provisional para 400 personas en el norte de París, que serán posteriormente realojadas en estructuras más perennes fuera de la capital.
Paralelamente, el gobierno trabaja para crear 9.000 plazas de acogida suplementarias en toda Francia.
Pero la llegada de estas personas ha despertado la hostilidad de los habitantes en algunas localidades.
Más de 300.000 migrantes y refugiados han cruzado el Mediterráneo para llegar a las costas europeas en 2016.
Al menos 3.800 murieron o desaparecieron durante esta peligrosa travesía, según las últimas cifras del Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR). AFP