Los jóvenes gritaban: «¿¡Quiénes somos!? ¡Estudiantes! ¿¡Qué queremos!? ¡Respeto a la Constitución!».
Eran los cientos de estudiantes universitarios que marcharon el jueves en Caracas para exigir al presidente Nicolás Maduro que respete la Constitución y permita una salida electoral a la crisis política del país.
La protesta recorrió calles del este y centro de la capital de Venezuela y los manifestantes tenían tres peticiones: la liberación de cientos de activistas de oposición que son considerados «presos políticos» — entre ellos algunos estudiantes_, el reabastecimiento de alimentos y medicinas y la posibilidad de convocar a elecciones generales.
Agentes policiales, equipados con escudos y equipos antimotines, fueron apostados en los alrededores de la Universidad Central y en calles aledañas a la sede de la Nunciatura Apostólica, destino final de la caminata.
«Salimos a demandar respeto de nuestros derechos y que Maduro permita los cambios que son necesarios. ¡Queremos elecciones generales a nivel nacional!», dijo a la prensa Hasler Iglesias, presidente de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
«El gobierno de Maduro, al haberse constituido como una dictadura, no ha dejado más alternativa que la toma de las calles para exigir soluciones a la crisis de manera pacífica independientemente de los procesos de conversación que se puedan estar dando», agregó Iglesias en alusión a la decisión de los estudiantes de ir en contra de los deseos de la alianza de partidos de oposición y la Asamblea Nacional.
La Asamblea Nacional de Venezuela, dominada por primera vez en 17 años por la oposición, decidió el martes pasado postergar el debate sobre el juicio político a Maduro por la presunta ruptura del orden constitucional. Ese mismo día, la oposición acordó suspender la marcha que tenían prevista para llegar al palacio presidencial el 3 de noviembre, un territorio vedado a la oposición por más de una década.
Esa decisión busca dar prioridad al diálogo auspiciado por el Vaticano para aminorar la crisis política del país.
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El Vaticano es «mediador de un proceso del que los estudiantes desconfiamos profundamente. Queremos que el Nuncio nos escuche porque no creemos que el gobierno de Maduro — luego de años de arbitrariedades y de conculcar derechos — vaya a concretar los cambios que necesitamos de la noche a la mañana», insistió el líder estudiantil.
Más allá de la postura estudiantil, estas conversaciones — impulsadas también por varios ex presidentes de otros países y la Unión de Naciones Sudamericanas — están marcadas por la desconfianza. Muchos adversarios de Maduro temen que podría ser una táctica dilatoria para aliviar las presiones sobre él, cuya popularidad se ha visto afectada por la galopante inflación y la escasez de alimentos.
En un acto de gobierno transmitido por radio y televisión en la tarde del jueves, Maduro expresó que el proceso de paz «comenzó bastante bien». Sin embargo, pidió «que nadie trate de engañar a nadie con las expectativas de un proceso de paz que apenas está empezando».
Aldo Giordano, nuncio apostólico en Venezuela, reconoció que en un proceso de diálogo «el fracaso es una posibilidad, pero el diálogo es el camino».
«Espero que no haya fracaso porque un fracaso en este camino sería triste», agregó el nuncio, quien se mostró complacido de escuchar de la voz de los estudiantes sus «deseos de una patria en paz, sin violencia», también plasmadas en un documento entregado a Giordano.
La Mesa de la Unidad Democrática, que agrupa a una treintena de partidos y organizaciones, ha dicho que entre sus exigencias en el proceso de diálogo, destacan la restitución del voto, que se vio afectado por la suspensión del proceso para activar el referendo y el aplazamiento de la elección de gobernadores, la liberación de los presos políticos y la posibilidad de que el Congreso recupere las facultades limitadas por el Tribunal Supremo de Justicia, señalado de estar controlado por el oficialismo.
El gobierno y sus adversarios acordaron la instalación varias mesas de trabajo para evaluar propuestas, previo a un nuevo encuentro el próximo 11 de noviembre. AP