El ministro de Economía ruso, Alexéi Uliukáyev, fue cesado de su cargo este martes tras ser imputado y puesto bajo arresto domiciliario por recibir «sobornos» de dos millones de dólares de la petrolera Rosneft.
«Vladimir Putin publicó un decreto liberando a Uliukáyev de sus funciones», anunció el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, citado por las agencias rusas. Precisó que el ministro había «perdido la confianza» del presidente.
Uliukáyev, de 60 años, fue detenido el lunes en el marco de una investigación sobre corrupción a gran escala llevada a cabo por el Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB, sucesor de la extinta KGB).
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El ministro «exigió a la dirección de Rosneft», el gigante ruso de la industria petrolera, un soborno de dos millones de dólares para autorizar la compra de la empresa Bachneft, propiedad del Estado, indicó el Comité de Investigación de la fiscalía de Rusia.
Se trata del funcionario ruso de mayor jerarquía detenido desde la llegada al poder en el año 2000 de Vladimir Putin, que según Peskov, estaba al corriente de la investigación desde el inicio.
«Estoy dispuesto a cooperar con los investigadores en todo lo posible, porque solo puedo restaurar mi reputación encontrando la verdad», declaró Uliukáyev, citado por las agencias rusas, antes de comparecer ante la justicia.
El ministro recibió el lunes dos millones de dólares a cambio de autorizar que la petrolera semiestatal Rosneft comprara la mayoría del capital de la energética estatal Bashneft en octubre pasado, informó el Comité de Investigación.
Uliukáyev, un miembro clave del gobierno, es pasible de una pena de entre ocho y 15 años de cárcel, agregó la fuente, que no precisa quién le entregó el dinero del soborno.
«Uliukáyev fue pillado con las manos en la masa», declaró Svetlana Petrenko, la portavoz de dicho Comité.
Sin embargo, Petrenko aclaró que la compra de las acciones de Bashneft se llevó a cabo acorde con la ley y no es cuestionada por la investigación.
La venta a Rosneft del 50,07% de los activos de la sexta mayor petrolera rusa, con sede en la república de Bashkortostán, en la región de los Urales, generó muchos debates en Rusia.
La absorción de una petrolera estatal por otra enfrentaba la oposición de parte del Gobierno ruso, pero Uliukáyev dio luz verde al proceso.
Rosneft está dirigida por Igor Setchin, un hombre discreto e influyente muy cercano a Putin y considerado como uno de los jefes de los ‘siloviki’, los responsables surgidos de los servicios secretos, las Fuerzas Armadas o la policía.
La política rusa de los últimos 15 años vive al ritmo de las luchas internas entre los ‘siloviki’ y los ‘liberales’, arbitradas por Putin.
Un portavoz de Rosneft dijo a la agencia oficial TASS que la empresa no comentará las acciones judiciales en curso.
Sin embargo, defendió que la adquisición de las acciones de Bashneft se llevó a cabo «acorde con la ley rusa, en base a la mejor oferta comercial hecha al banco operador».
El portavoz del Kremlin dijo a la agencia Interfax que «ésta es una acusación muy grave, que requiere pruebas serias». «En cualquier caso sólo una corte puede decidir», indicó.
El vicepresidente del banco central ruso, Serguei Shvetsov, se mostró sorprendido.
Uliukáyev es «la última persona de la cual uno sospecharía algo así. Lo que se ha publicado en los medios parece algo absurdo. Por ahora no hay nada claro», declaró a la agencia RIA Novosti. AFP