PANAMA (AP).– Aunque la protesta no se convirtió en la cadena humana que se esperaba, un grupo opuesto a la migración masiva de los últimos años en Panamá exigió al gobierno que controle ese fenómeno.
Algo menos de un centenar de panameños, que sostenían banderas del país y cantaban el himno nacional, se manifestó el domingo para expresar su descontento ante lo que consideran una migración «descontrolada» que está desplazando la mano de obra panameña. Evitaron mencionar nacionalidades, pero parecían protestar particularmente por el creciente ingreso de venezolanos y colombianos en los últimos años.
«Poner orden», respondió Isaac Fernández, un empleado hotelero panameño de 38 años, cuando se le preguntó sobre el propósito de la manifestación. «La política migratoria en Panamá está pésima. Tú ves a personas sin papeles vendiendo comida en la calle».
Los panameños empezaron a cuestionar la política migratoria del país desde que el pasado gobierno de Ricardo Martinelli (2009-2014) impulsó el programa «Crisol de razas», mediante el cual regularizó a millares de extranjeros para que pudieran vivir y trabajar temporalmente en un país que se hizo atractivo por el crecimiento de su economía dolarizada.
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La protesta convocada por un grupo que se hace llamar Frente Nacional Panameño, integrado por gente que se opuso al «Crisol de razas», atizó en las redes sociales el debate sobre si se trataba de un acto válido y justificado o una muestra de xenofobia dirigida a los venezolanos y colombianos. Debido a la profunda crisis económica de su país, los venezolanos llegan masivamente a Panamá y realizan todo tipo de actividades, incluso, en las calles.
Los asistentes a la manifestación dijeron que no los movía el odio, sino un fenómeno migratorio que según advierten pone en aprietos la capacidad laboral, social y de seguridad en esta nación de 3,5 millones de personas.
«No todos los que entramos al país somos malos», dijo cerca de la manifestación un venezolano que sólo quiso que se lo identificara como Jorge y que andaba en bicicleta junto a otros compatriotas en la cinta costera, en el malecón de la ciudad.