Los rebeldes defendían este viernes encarnizadamente un gran barrio del este de Alepo después de violentos combates nocturnos contra el ejército de Bashar al Asad, que reconquistó en los últimos días cerca de la mitad del principal bastión insurgente en Siria.
Después de sufrir el intenso fuego del régimen sirio y el fulminante avance de sus tropas, los rebeldes consiguieron expulsar durante la noche a los soldados del barrio de Cheij Said, en el sureste de Alepo, afirmó el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).
Con tal de controlar la totalidad de Alepo, el régimen lanzó el 15 de noviembre, con la ayuda de combatientes iraníes, libaneses de Hezbolá, iraquíes y palestinos, y el apoyo aéreo de su aliado ruso, una brutal ofensiva para eliminar a los rebeldes de los barrios del este de la ciudad, asediados desde hace cuatro meses y privados de comida, medicamentos y electricidad.
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Segunda ciudad de Siria, inmersa en una batalla clave del conflicto devastador que ha causado unos 300.000 muertos en más de cinco años, Alepo está dividida desde 2012 en la parte oriental, controlada por los rebeldes, y los barrios del oeste, en manos del régimen.
A pesar de las críticas de Occidente y de los llamados de la ONU a una tregua, el régimen, con el respaldo ruso e iraní, somete a los barrios del este a continuos bombardeos, barriles de explosivos y disparos de obuses, que han destrozado los barrios insurgentes y obligado a huir a 50.000 de sus 250.000 habitantes.
Según el OSDH, los combates seguían produciéndose este viernes por la mañana en el barrio de Cheij Said entre el ejército y sus aliados, por un lado, y los rebeldes y los yihadistas del Frente Fateh al Sham, vinculado a Al Qaida, por otro.
Aunque hace algunos días el régimen consiguió tomar el control de un 70% de este barrio, los rebeldes lograron invertir la situación y ahora son ellos los que dominan un 70% de la zona, añadió esta ONG.
«El régimen y sus aliados, que atacan Cheij Said, quieren hacerse como sea con el control de este barrio, cuya captura amenazaría directamente todos los barrios del sur en el sector rebelde», advirtió Rami Abdel Rahman, director del OSDH.
Perder este barrio «sería un duro golpe para los rebeldes, sobre todo después de la toma de toda la parte septentrional del este de Alepo en estos últimos días» por parte del régimen, añadió.
«Los rebeldes oponen una resistencia feroz porque saben que quedarán acorralados si Cheij Said cae», concluyó.
La víspera, el régimen, que controla actualmente 40% de Alepo Este, desplegó cientos de soldados de élite en estos barrios, en previsión de los múltiples enfrentamientos callejeros en las zonas más pobladas donde, según el OSDH, los combatientes se mezclan con los habitantes.
Desde el 15 de noviembre, 307 civiles, entre ellos 42 niños y 21 mujeres, murieron en Alepo Este, según la OSDH. En Alepo Oeste, 59 murieron por disparos rebeldes.
En el centro de Alepo-Este, el ejército avanzó tomando una parte del barrio rebelde de Tariq al-Bab y llegó al barrio de Chaar, donde las calles estaban completamente desiertas y se veía enormes destrucciones, según un corresponsal de AFP en el sitio.
Por otro lado, más de 200 asociaciones humanitarias y de defensa de los derechos humanos instaron el jueves a la Asamblea General de la ONU a abordar el mortífero conflicto sirio, ante la parálisis del Consejo de Seguridad en esta crisis.
Rusia, por su parte, propuso la creación de cuatro corredores humanitarios hasta Alepo-Este para evacuar a heridos y civiles, y poder enviar ayuda.
Rusia no participa con bombardeos en esta ofensiva contra el este de Alepo, como sí hizo antes, pero su intervención en apoyo al régimen desde septiembre de 2015 ha ayudado a debilitar a las fuerzas rebeldes.
Los bombardeos del régimen bajaron a causa del mal tiempo, pero la artillería seguía activa en los diferentes frentes.
También por esa razón bajó la intensidad del movimiento de éxodo de civiles huyendo de la violencia. Varias familias separadas por la guerra pudieron reunirse de nuevo.
Hacerse con el control de la totalidad de Alepo representaría la mayor victoria del régimen desde el inicio de la guerra, y reforzaría a sus aliados ruso, iraní y del Hezbolá libanés.
Y por el contrario, sería una derrota contundente para los apoyos árabes y occidentales de la oposición siria.
De visita en Beirut, el ministro turco de Relaciones Exteriores, Mevlüt Cavusoglu, cuyo país apoya la rebelión, pidió «un cese del fuego lo más rápido posible». AFP