El presidente de Brasil, Michel Temer, afirmó que no piensa en renunciar, pese a que su nombre aparece mencionado en el escándalo de corrupción de Petrobras y su partido es sospechoso de financiarse ilegalmente.
“¿Si voy a renunciar? Confieso que no he pensado en eso”, dijo entre risas el mandatario durante un desayuno de fin de año con periodistas en el Palacio de Alvorada, residencia oficial de la Presidencia en Brasilia.
Un ex ejecutivo de la constructora Odebrecht declaró recientemente a la fiscalía que legisladores del partido de centroderecha PMDB, al que pertenece Temer, recibían sumas astronómicas para ganar licitaciones en Petrobras y para obtener la aprobación de leyes y decretos favorables para la empresa, de acuerdo con el testimonio publicado por medios locales.
El propio Temer fue acusado de pedir en 2014 diez millones de reales (4,2 millones de dólares al cambio medio de ese año) para financiar campañas electorales, algo que el mandatario niega tajantemente.
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En Brasil, “si un delator menciona el nombre de alguien, este pasa a ser definitivamente condenado”, cuando en realidad es preciso un largo proceso para investigar los hechos denunciados, se defendió Temer ante decenas de periodistas.
Luego de las filtraciones, el mandatario envió una carta pública al fiscal general de la nación pidiendo “celeridad” en las investigaciones y que salgan a la luz de una vez todas las delaciones, que a su juicio son una “interferencia” para su gobierno.
“No tengo nada contra la (operación) Lava Jato”, -la investigación sobre el caso Petrobras-, pero la filtración constante de delaciones “crea un clima de inestabilidad”, admitió Temer. AFP