Más de 70 países intentarán reactivar el moribundo proceso de paz entre israelíes y palestinos en una conferencia en París el domingo, cinco días antes de que Donald Trump, quien ha prometido su apoyo incondicional al Estado judío, asuma la presidencia de Estados Unidos.
Calificada por Israel de «impostura palestina bajo auspicio de Francia», esta conferencia busca movilizar a la comunidad internacional sobre uno de los conflictos más viejos del mundo, e incitar a israelíes y palestinos a reanudar el diálogo.
La solución de dos Estados -la creación de un Estado palestino que coexistiría en paz con Israel-, que cuenta con el apoyo de gran parte de la comunidad internacional, «está en peligro», advirtió el ministro de Relaciones Exteriores francés, Jean-Marc Ayrault, en el diario francés Le Monde, y en el israelí Haaretz.
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«Cada día que pasa se aleja un poco más la perspectiva de una resolución del conflicto», dijo Ayrault, denunciando una violencia casi cotidiana, a medida que se multiplican los asentamientos israelíes.
Tras la conferencia del domingo, que reunirá a cerca de 75 países y organizaciones internacionales, no habrá ningún anuncio concreto. Se emitirá un comunicado en el que se expondrán los textos internacionales de referencia sobre el conflicto palestino-israelí y los principios reconocidos por la comunidad internacional desde hace cerca de 70 años.
«Nos parece importante que, en el contexto actual, 70 países reafirmen que la solución de dos Estados es la única posible», explicó un diplomático francés.
La conferencia de París tiene un valor simbólico importante, a cinco días de que el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, cuyo carácter imprevisible inquieta a los diplomáticos, llegue a la Casa Blanca.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, estimó que la conferencia de París era «un último sobresalto del pasado antes del advenimiento del futuro», una declaración que ilustra hasta qué punto la derecha israelí cuenta con el futuro presidente de Estados Unidos.
Aunque Washington ha sido siempre un aliado incondicional de Israel, Trump ha ido aún más lejos en lo que se refiere al apoyo al Estado hebreo, aunque, por el momento, solo son palabras.
Así, prometió durante su campaña que reconocería a Jerusalén como la capital de Israel y que trasladaría allí la embajada estadounidense, actualmente en Tel Aviv.
Con ello, rompería con la política histórica de Estados Unidos y de la gran mayoría de la comunidad internacional, según la cual el estatuto de Jerusalén, que los palestinos también reivindican como capital de su futuro Estado, debe ser resuelta por medio de la negociación.
La conferencia de París será el último acto de una serie de compromisos a favor de un proceso de paz fundado en la solución de dos Estados antes de un salto hacia lo desconocido, con la futura administración estadounidense.
Un mes antes de su salida de la Casa Blanca, la administración Obama realizó una maniobra poco usual. Por primera vez desde 1979, Washington no opuso su veto a una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre los asentamientos israelíes. Hasta entonces, Estados Unidos siempre había apoyado en este tema tan sensible a su aliado Israel.
El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, que dejará su cargo el 20 de enero, cuando asuma el Gobierno de Trump, también participará en la conferencia del domingo, en la que, no obstante, ni israelíes ni palestinos estarán presentes. AFP