Cuba expresó este miércoles su deseo de proseguir un «diálogo respetuoso» con Estados Unidos, ante la amenaza del presidente Donald Trump de poner fin al proceso de reconciliación con la isla.
Al intervenir en la V Cumbre de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), en República Dominicana, el presidente cubano Raúl Castro tendió una mano a Trump, pero advirtió que La Habana no hará «concesiones inherentes a su soberanía e independencia».
«Deseo expresar la voluntad de Cuba de continuar negociando los asuntos bilaterales pendientes con los Estados Unidos sobre la base de la igualdad, la reciprocidad y el respeto a la soberanía e independencia de nuestro país, y proseguir el diálogo respetuoso y la cooperación en los temas de interés común con el nuevo gobierno del presidente Donald Trump», dijo Castro.
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El mandatario estadounidense ha amenazado con dar marcha atrás a la reconciliación -formalizada en 2015 con el gobierno de Barack Obama tras medio siglo de enemistad- a menos que el gobierno comunista acepte condiciones más exigentes sobre libertades civiles.
Pero Castro advirtió que Cuba seguirá defendiendo su «modelo económico y social» y luchando por ser un país «independiente y socialista».
Reunidos en Bávaro, vecino de la turística Punta Cana, los presidentes de la Celac debatían este miércoles su primera respuesta conjunta a los desafíos de Trump, materializados ya en el sensible tema comercial.
La cumbre aborda cuestiones históricas como la pobreza, pero los vientos proteccionistas que soplan desde la Casa Blanca agitan la reunión.
Más aún luego de que Trump ordenara retirar a Estados Unidos del Tratado de Asociación Transpacífico (TPP), que buscaba crear el mayor bloque económico del mundo y había sido firmado por Chile, México y Perú, entre otros.
Castro consideró «preocupante» que Trump haya declarado intenciones que ponen en riesgo los intereses regionales en los temas del comercio, el empleo, la migración y el medio ambiente. «Sería deseable que opte por el respeto a la región», sostuvo.
La reunión plenaria transcurría con las intervenciones de 10 presidentes, entre ellos -además de Castro- los de Bolivia, Ecuador, El Salvador (que asumirá la presidencia pro témpore en reemplazo de República Dominicana), Nicaragua y Venezuela.
La Celac está integrada por 33 países que representan un mercado de 620 millones de personas. En conjunto tienen firmados 164 acuerdos de libre comercio bilaterales y multilaterales.
México enfrenta por ahora los mayores retos, pues Trump también se propone renegociar el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) y construir un muro fronterizo para impedir el ingreso de migrantes ilegales.
El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, canceló su participación en la cita a última hora.
Crítico de la apertura comercial, el presidente boliviano Evo Morales reiteró en la plenaria que el proteccionismo de Trump y la salida del Reino Unido de la Unión Europea «sepultaron el libre mercado».
Con excepciones como Brasil y Chile, la mayoría de los países de la región tienen a Estados Unidos como su principal cliente. Es el destino de 80% de las exportaciones mexicanas.
Los mandatarios de la Celac firmarán la «Declaración de Punta Cana» y una veintena de documentos que pedirán el fin del bloqueo estadounidense a Cuba y de la ocupación de Guantánamo.
El principal aliado de Cuba en la región, el presidente venezolano Nicolás Maduro, heredero de la retórica «antiimperialista» del fallecido Hugo Chávez, ha dado un compás de espera a Trump.
No obstante, Maduro -enfrentado a una grave crisis interna- denunció una vez más la «agresión» a su país por un decreto estadounidense de 2015 que considera a Venezuela como una «amenaza inusual y extraordinaria» para la seguridad de Estados Unidos.
La región «tiene que estar unida hoy más que nunca frente a las amenazas que hay», afirmó el mandatario venezolano este miércoles.
Sin lamentarse por las posibles restricciones comerciales de Trump, el presidente ecuatoriano Rafael Correa dijo que América Latina debe protegerse de la «persecución a los migrantes».
La Celac surgió en 2011 con el impulso de Hugo Chávez y otros gobiernos de izquierda, que consideraban que debía reemplazar a la Organización de Estados Americanos (OEA), de la que hacen parte además Estados Unidos y Canadá.
Pero internacionalistas como el colombiano Vicente Torrijos opinan que la Celac debe desaparecer porque es «ineficiente», «dispersa los esfuerzos diplomáticos» y ha servido para «enmascarar» a gobiernos autoritarios.
«No hay más que declaraciones, lo cual le ha restado credibilidad», declaró Torrijos a la AFP, y añadió que la región debe «reconstruir» el sistema interamericano para lograr que Estados Unidos asuma compromisos, en lugar de la confrontación. AFP