El presidente Donald Trump, impuso este viernes por decreto nuevas trabas al ingreso al país de «musulmanes radicales» en carácter de refugiados mediante un extensivo programa de chequeo de antecedentes, en cumplimiento de una polémica propuesta lanzada durante la campaña electoral.
En un discurso en el Pentágono durante la investidura de James Mattis como nuevo secretario de Defensa, Trump dijo que Estados Unidos «no admitirá a las mismas amenazas que nuestros soldados enfrentan en otros lados del mundo».
Por ello estableció un sistema de «chequeo extremado» para «mantener a los terroristas islámicos radicales fuera de Estados Unidos».
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«No los queremos aquí», puntualizó. El título del decreto firmado por Trump no deja dudas sobre el carácter de la nueva directiva política: «Protección de la nación contra la entrada de terroristas extranjeros a Estados Unidos».
El mandatario dijo que a partir de ahora su gobierno únicamente admitirá en territorio estadounidense «a quien apoye a nuestro país y a quien ame a nuestro pueblo».
Durante la campaña electoral, Trump provocó una espectacular polémica al sugerir un congelamiento total del ingreso de refugiados provenientes de países de mayoría islámica.
El decreto firmado este viernes no impone una veda automática a esos refugiados, pero establece trabas para que las visas sean otorgadas.
En el año fiscal 2016 (que va del 1 de octubre de 2015 al 30 de septiembre de 2016) Estados Unidos admitió en su territorio a 84.994 refugiados de diversas nacionalidades, incluyendo unos 10.000 sirios.
La intención del nuevo gobierno es reducir drásticamente ese número, en un corte que en el caso de los sirios podría llegar al 50%.
Las reacciones no se hicieron esperar. La activista paquistaní Malala Yousafzai, ganadora del premio Nobel de la Paz que fue víctima de un atentado perpetrado por los talibanes en 2012, afirmó tener el «corazón destrozado» por el decreto.
«Tengo el corazón destrozado porque hoy [por viernes] el presidente Trump le ha cerrado las puertas a niños, madres y padres que huyen de la violencia y la guerra», manifestó en un comunicado.
El director ejecutivo de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés), Anthony Romero, señaló de su lado que el «chequeo extremado es solo un eufemismo para discriminar a los musulmanes».
Ahmed Rehab, director en Chicago del grupo Consejo de Relaciones Islamo-Estadounidenses, dijo a la AFP que el decreto «afecta a gente apenas basado en su fe religiosa y origen nacional, y no por su carácter».
Además, adelantó que su organización no descarta combatir el decreto mediante procesos ante la justicia.
En tanto, los organizadores del Festival de Cine de Miami anunciaron que el director Hussein Hassan no solicitará la visa para acudir al estreno estadounidense de su cinta iraquí «The Dark Wind» en protesta por la medida.
La víspera, la actriz iraní Taraneh Alodoosti, actriz principal de la película nominada al Óscar «The Salesman», dijo que tampoco irá a la entrega de premios por considerar «racista» la política del nuevo gobierno hacia los refugiados.
Al mismo tiempo, el presidente estadounidense firmó un decreto que sienta las bases para lo que definió como una «gran reconstrucción» del aparato militar.
Esto se hará «desarrollando planes para nuevos aviones, nuevos navíos, nuevos recursos y nuevas herramientas para nuestros hombres y mujeres uniformados», expresó.
«Nuestro poderío militar no será cuestionado por nadie, pero tampoco lo será nuestra dedicación a la paz. Queremos paz», añadió.
Mientras estampaba su firma en el decreto sobre reconstrucción militar, Trump bromeó: «Reconstruir nuestras fuerzas armadas. Esto es grande. ¿No suena bien?».
Este decreto determina que el secretario Mattis tiene ahora un plazo de 30 días para hacer una revisión de la situación general de las Fuerzas Armadas y presentar a la Casa Blanca una lista de recomendaciones para mejorar esas condiciones. AFP