El presidente filipino, Rodrigo Duterte, anunció este jueves que los militares participarán en la sangrienta guerra contra las drogas y prometió matar aún más traficantes y adictos.
«Estoy incluyendo a las Fuerzas Armadas de Filipinas y convirtiendo el tema de las drogas en una amenaza de seguridad nacional, y llamaré a todas las fuerzas armadas a que participen», dijo Duterte, que prometió además matar más adictos «hijos de puta».
Estas son las primeras declaraciones de Duterte desde la publicación de un informe de Amnistía Internacional que afirma que los asesinatos en la guerra contra las drogas, en la que murieron más de 6.500 personas en siete meses, podrían asemejarse a crímenes contra la humanidad.
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Esta semana Duterte reconoció que la policía -a quien le confió el papel principal en la lucha antidroga- era «corrupta hasta la médula», y anunció que los policías serían apartados de las operaciones.
Una serie de escándalos que implican a los policías en casos de asesinato, secuestro, extorsión, estallaron las últimos tiempos. Los sospechosos utilizaban la guerra antidroga como tapadera.
Entre ellos destaca el de unos policías antinarcóticos que están acusados de haber secuestrado y asesinado a un empresario surcoreano en una operación de extorsión, según la investigación oficial.
Amnistía Internacional (AI) acusó a la policía de abuso sistemático de los derechos humanos, en particular por asesinar a gente desarmada, montar pruebas inexistentes, pagar a terceros para asesinar sospechosos y robar a las víctimas.
Este jueves, Duterte se lanzó en una diatriba repleta de groserías contra sus opositores, rechazando las acusaciones de violaciones de los derechos humanos.
También dio una larga explicación sobre los problemas de los consumidores de metanfetamina, sustancia altamente adictiva conocida en el archipiélago con el nombre de shabu.
«¿Y se lamentan por estos hijos de puta?», dijo, estimando que 3.000 toxicómanos fueron asesinados hasta ahora. «Voy a matar más», prometió.
La policía anunció que mató a 2.555 personas en el marco de operaciones antidroga, y otras 4.000 murieron en circunstancias inexplicadas, según cifras oficiales.
«La policía está actuando como el mundo criminal contra el que se supone que están luchando» criticó AI mediante un comunicado.
La policía recibe sobresueldos de sus superiores para matar, y AI asegura que tiene registradas víctimas de ocho años de edad.
En su discurso, Duterte sopesó los pros y contras de aplicar la ley marcial. «Si es realmente necesario para salvar al país, quizás» se aplicará, dijo. «Pero en estos momentos no es lo adecuado, como ven», explicó.
El Departamento de Defensa filipino ha pedido una orden escrita al gabinete presidencial para que los militares entren en acción, explicó un portavoz del ministerio, Arsenio Andolong, a la AFP.